Campeones, una película imprescindible sobre baloncesto

Llevaba mucho tiempo deseando visualizar la película “Campeones”. Mis expectativas eran muy altas y esto es peligroso porque suele suceder que la realidad raramente es capaz de cubrir tan altas expectativas. Pero esta vez…
En esta ocasión mis expectativas se han quedado cortas. El film de Javier Fesser es una delicia. Exquisito en el tratamiento de las personas. Irónico en la crítica. Divertido, con un respeto extraordinario. Comprometido hasta la médula. Emocionante hasta llevar al límite tus sentimientos.
No se puede reflejar mejor cómo somos las personas, nuestros prejuicios, nuestra humanidad, nuestra ignorancia, nuestra sensibilidad…
Javier Gutiérrez (Marco, entrenador de baloncesto, en la película) no puede realizar mejor su papel. Un hombre que jamás ha tenido relación con personas con discapacidad intelectual, con todos sus prejuicios e ignorancia, pero al que la vida le ofrece el “regalo” de poder convivir y trabajar con un grupo de muchachas y muchachos con discapacidad intelectual durante tres meses para sacar de él lo mejor, su sensibilidad, su humanidad y, sobre todo, para conocer cómo son y aprender a ser como ellos.
Pero los verdaderos protagonistas de ese film son Sergio Olmos, Julio Fernández, Jesús Lago, José de Luna, Fran Fuentes, Gloria Ramos, Alberto Nieto, Roberto Chinchilla y Stefan López, las personas que interpretan los papeles de los componentes del equipo de baloncesto de personas con discapacidad intelectual “Los amigos”. Estas personas llenas de naturalidad, de bondad, de generosidad, de pureza, sin prejuicios, sin competitividad, sin ataduras…
Y el baloncesto, este maravilloso deporte que cada vez me da más, sirviendo de nexo para demostrar que las personas con discapacidad intelectual son precisamente PERSONAS. Personas como yo o como tu, que me lees. PERSONAS. Y como tal hay que tratarlas. Y como tal hay respetarlas. Y como tal hay que convivir con ellas, pero no por compasión, no. Porque no hay que tener compasión por ellas sino al contrario, hay que tener admiración por ellas y aprender de ellas, sus valores puros y limpios, su gratitud, su humanidad sin tapujos, sin prejuicios, sin tonterías.
Gracias Javier Fesser por hacer visible a estas personas, por hacerlas públicas a través del cine, por educar, sirviéndote del baloncesto.
Y tú que me lees, no te pierdas la película. Si la ves, estoy seguro que la próxima vez que te cruces por la calle con una persona con discapacidad intelectual, en vez de rehuirla, la verás con otros ojos e incluso te animarás a mirarla con una sonrisa. Y si tienes la suerte de intercambiar unas palabras con ella no te arrepentirás. Siempre te dará mucho más de lo que te puedas imaginar.
