El imperceptible detalle de Sergio Llull en su vuelta al Palacio

Sergio Llull volvió al Palacio, vestido con su chándal del Real Madrid, con muletas, con una rodillera que le ocupa toda su pierna izquierda y con mucho cariño alrededor, pero nosotros observamos algo más.

Tifos, gritos de aplausos, cánticos en medio del partido, el saludo de todos sus compañeros, esa sensación de verse arropado por su gente, todas esas cosas vimos en la vuelta de Sergio Llull al WiZink Center y que todos los medios se han encargado de reflejar en sus crónicas.

Nosotros, fieles a nuestro estilo, nos vamos a quedar con un único detalle, casi imperceptible pero que nos ha hecho llegar nuestra compañera fotógrafa Virginia Pacheco y que nos habla de cómo es Sergio Llull.

La historia es muy simple, el jugador de Mahón no rehusó en ningún momento pasar cercano a la grada que se agolpó para saludarle, tocarle, animarle o pedir un autógrafo, pero, por esas cosas que pasan, uno de los que llevaban un bolígrafo para que les firmara, seguramente de los propios nervios del momento, se le cayó al suelo.

¿Qué creen que hizo alguien  que tiene una lesión grave de rodilla y en plena recuperación? ¿Pasar de largo? ¿Decirle a alguien que lo recogiera? Ni mucho menos, como quién está en perfectas condiciones, se agachó y cogió el boli para seguir firmando todo aquello que le ponían por delante.

Seguramente a algunos les parecerá una tontería esto, otros sacarán sus propias conclusiones, nosotros simplemente se lo contamos porque, aunque no se lo crean, nos parece digno de mérito.

 

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