La lenta y paulatina muerte del baloncesto nacional

Ayer Planetacb tuvo el honor de asistir, junto a otros medios como Radio Marca, As o El Español a un encuentro con el presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales para tener una distendida charla sobre las últimas novedades que se están produciendo en el baloncesto español y prácticamente todos llegamos a la misma conclusión, si no se hace algo pronto, el baloncesto nacional irá muriendo poco a poco y va a ser difícil parar la vorágine en la que estamos ahora mismo

Quizás la mayor sensación que uno puede llevarse tras asistir a una reunión de este tipo es la desprotección que tiene el jugador de baloncesto, sin duda el mayor bien a proteger que tiene una liga de cualquier deporte y que en España, por las razones que sean, no es así, basta decir que si tu propia Asociación no tiene voz ni voto cuando se deciden cosas tan importantes como reducir número de equipos o los ascensos o descensos que hayan en la temporada, es que algo falla en este entramado.

Tampoco parece que la Federación haya hecho todo lo posible por aceptar algo que va en contra de su propia competición cómo es aceptar que de aquí a dos temporadas solo haya un ascenso o un descenso a cambio de 500.000 euros y que crea el peligro de crear “el equipo ascensor” ya que ese conjunto que baje de ACB, tras recibir 1.600.000 euros, le permitirá crear un equipo con el mayor presupuesto de la LEB y que, siempre desde la conjetura, sería uno de los mayores candidatos a conseguir nuevamente el ascenso, ¿Qué opciones o qué esperanzas tienen el resto de equipos de llegar a la máxima competición? Prácticamente ninguna.

De ACB y CSD, poco podemos decir, entendemos que mirarán por el interés de intentar contentar a todos (inclusive Euroliga), tanto a aquellos que han amenazado con abandonar la liga española (Real Madrid, FC. Barcelona, Baskonia y Unicaja Málaga) como al resto de los clubes que andan bastante preocupados por cuadrar presupuesto, lo mejor que podemos desearles es que sean capaces de crear una competición que atraiga realmente al espectador, con un sistema que realmente cree interés, que las posiciones valgan para algo, que luchen por dar interés a algo que tiene 34 jornadas y que se estrujen la cabeza por ello, seguro que algo encuentran.

Pero no puedo dejar de pensar en la víctima de todo esto, el jugador que ve como a él le dejan con la decisión de elegir entre jugar con su país o su club con las ventanas FIBA, a ese que le meten partidos como si no hubiera un mañana sin haberse creado todavía un Sindicato Europeo o, lo que es más grave, aún a costa de repetirme, que debe hacer sus quejas mediante artículos, redes sociales o creando hashtags #NoSinLosDeportistas para lograr atención mediática, porque, de lo contrario, nadie pensaría en ello.

Todos sabemos que el jugador es la parte bonita de esto, dónde realmente se disfruta del baloncesto es botando el balón, metiendo el tiro y cogiendo el rebote, quizás esa la propia jaula de oro por la que el resto de mandatarios no consideran que tengan derecho siquiera a expresar su opinión, al fin y al cabo, siempre habrá uno que pueda decir “si encima juegan al baloncesto, qué más quieren” y sin pensar que lo que realmente se está haciendo es matar, poco a poco, a la gallina de los huevos de oro y eso llevará, a la larga, a la muerte del propio baloncesto.

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