Lolo Sainz y su gran fichaje: “Fue uno de mis mayores aciertos como entrenador”. Parte I

Foto: Fernando Laura
Hoy visita Planetacb Lolo Sainz, una de las grandes figuras de referencia de la historia del baloncesto español. En esta primera parte de la entrevista, analizaremos su relación con el baloncesto en la actualidad, además de recordar su etapa como jugador de baloncesto y sus comienzos como entrenador. Y mucho más.
Manuel Sainz Márquez, conocido como Lolo Sainz, nacido en Tetuán (Marruecos) el 28 de agosto de 1940, es uno de los entrenadores más laureados del mundo y un hombre querido por toda la gente del baloncesto español. El madrileño nos atiende, durante más de una hora, para esta entrevista que hemos dividido en dos partes. Hoy, la primera entrega.
¿Cuál es tu relación con el baloncesto en la actualidad?
La única relación con el baloncesto que tengo es que soy un apasionado de este deporte. Disfruto mucho viendo los partidos y también disfruto mucho de los grandes éxitos de la selección española y me alegro siempre muchísimo de todos los éxitos de los equipos españoles en competiciones internacionales. No tengo otra relación con el baloncesto. Afortunadamente me siento en el butacón de mi casa y, gracias a la televisión, en una tarde puedo ver siete u ocho partidos, no todos completos, pero bueno, viendo los que más me interesan. Voy viendo la evolución de determinados jugadores, entrenadores, etc. Digamos que paso el rato viendo baloncesto.
¿Con qué equipos o jugadores disfrutas más ahora?
Hay equipos interesantes. A mí me impresionó mucho el año pasado la evolución del Anadolu Efes, precisamente porque tuvo una gran evolución. Empezó muy mal, pero al final terminó siendo un gran equipo. Y bueno, la evolución de determinados jugadores. Me gustó muchísimo Micic, un jugador que lo veo muy interesante. El año pasado también me impresionó muchísimo Sanli. Pero por encima de todos, soy un auténtico fan del Chacho Rodríguez. No me pierdo un partido del Milán. Es increíble cómo ha evolucionado y cómo sigue siendo un hombre sumamente importante en el equipo de Messina. Tiene embrujo jugando.
¿Qué valoración haces del Real Madrid de Laso?
El Madrid el año pasado sufrió una injusticia total de lo que es la normativa de fichajes del baloncesto y de la poca cordura de algunos jugadores. A mí me sentó muy mal, estando ya casi a mitad de temporada, cómo algunos jugadores abandonaban el equipo para irse a la NBA. Eso es denigrante para el baloncesto, denigrante para el club y denigrante para las instituciones que lo permiten. El Madrid tuvo muchas lesiones el año pasado, jugadores que todavía no se han podido incorporar al cien por cien, algunas bajas; digamos que está remodelando un poco lo que es el equipo. Y bueno, tampoco lo está haciendo nada mal. Yo creo que terminará cogiendo bien el ritmo de las competiciones. Veo por ejemplo que el año pasado abusaba muchísimo del juego exterior, sobre todo con los triples. Este año parece que ven otro tipo de juego y se apoyan un poquito más en los jugadores interiores. Me está gustando mucho, a pesar de que yo no lo veía encajar dentro del equipo, Yabusele. Es muy polifacético. No sabía que era tan polifacético. Yo creo que el Madrid lo que tiene que conseguir es un mayor equilibrio entre la defensa, que la hace muy bien, y el ataque, que le está costando un poco más de trabajo. Creo que al final va a encontrar el camino.
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Centrándonos en ti, Lolo, hay que recordar que jugaste en el Real Madrid antes de pasarte a los banquillos. Háblanos un poquito de aquellos años. ¿Cuáles eran tus características como jugador?
A ver si me acuerdo (jaja). Yo tuve dos etapas. La etapa de antes de jugar en el Real Madrid y la etapa del Real Madrid. La etapa anterior, donde jugué en un equipo como el Hesperia (era el segundo equipo del Madrid), era un jugador enormemente anotador. En el Hesperia tenía un compañero de equipo que se llamaba Nené González, que estaba estudiando la carrera de Medicina y después fue médico del Barcelona, y teníamos una disputa siempre muy buena entre los dos a ver quién metía más puntos. No bajábamos nunca de los 30 puntos. Éramos anotadores natos. Y después, cuando pasé al Madrid, a Pedro Ferrándiz parece ser que le entró la inspiración y me dijo que tenía que jugar de base. La verdad es que al principio me quedé un poco parado, pero a la larga me gustó mucho porque el base te hace comprender mucho mejor el baloncesto, cómo se prepara un partido, cómo tienes que dirigir y ser un poco líder de las personas que están jugando en ese momento. Al final me gustó muchísimo esa posición. Como base, era como los de antaño, organizador, más pasador y más director de juego antes que anotador. Y por lo visto defendía bastante bien.
¿Por qué abandonaste tan pronto tu etapa como jugador? ¿Ya tenías tan joven vocación como entrenador?
Ya tenía vocación desde muy joven por los banquillos, desde los veinte años. Recuerdo que iba a un colegio que estaba al lado de mi casa de Madrid, que es el colegio Claret, en la Avenida América, y me iba a entrenar a las cuatro de la tarde a los chavales siendo todavía jugador. Y ya después cuando dejé de jugar, pues entrenaba a las categorías inferiores del Madrid y al colegio Claret. Fuimos campeones de España del campeonato escolar con el Claret, con un equipo precioso; jugábamos muy bien al baloncesto. Desde muy joven me llamaba la atención entrenar. Tuve una lesión cuando era jugador y ya empezó a resurgir que si viene Carmelo Cabrera, Vicente Ramos. Yo veía ya que mi trayectoria en el Madrid iba a ser un poquito de prestado, en el sentido de que iba a disponer de muy pocos minutos y no iba a jugar mucho. Entonces decidí parar, dejarlo y dedicarme a entrenar, que es lo que realmente me apasiona.
¿Es verdad que te encontrabas con Andrés Montes cuando comenzaste a entrenar?
Sí señor, sí señor. Esto ya fue en la segunda etapa, cuando comencé a entrenar a las categorías inferiores del Madrid y también entrenaba al Claret, que lo había cogido el Madrid como escuela. Teníamos un convenio y llevábamos a la gente joven allí porque el colegio tenía internado. Metíamos a los jugadores para que estuvieran muy bien atendidos y yo pudiera estar encima de ellos, siguiéndolos y cosas de estas. Bueno, pues siempre que me tocaba entrenar al Claret, había allí un chavalín, morenito, que se sentaba allí en una silla y empezaba a mirar y mirar. Un día me dijo: “¿Me invitas a un bocadillo?”. Y cada vez que íbamos le invitaba a un bocadillo. Un día le dije que por qué estaba allí. Me dijo que porque le apasionaba el baloncesto. “A mí me apasiona el baloncesto, me encanta, y me gustan los entrenamientos que hacéis”. Fue la respuesta de Andrés Montes. Era un niño.

¿De qué entrenadores has aprendido más?
De todos. Yo aprendo siempre de todos. Aunque sea un poco autodidacta, siempre tengo un gran respeto hacia mis compañeros de profesión. Estuve dos meses en una universidad en Estados Unidos, en el sur de California. El segundo entrenador era Stan Morrison, que había sido compañero mío como jugador en el Real Madrid. Allí me lo pasé muy bien, aprendí mucho del primer entrenador (no recuerdo su nombre), que era un tío estupendo. Entre otras cosas, cuando terminé, me dio las gracias. Yo le dije: “Las gracias te las tengo que dar yo a ti”. Y me dijo: “No, no, muchas gracias porque gracias a ti he aprendido a hablar algo en español”. Aprendí mucho también de Lou Carnesecca. Después de estos dos meses que estuve en la Universidad del Sur de California, estuve 15 días en Nueva York con Lou Carnesecca, que entrenaba a los Nets. Como gran anécdota, que siempre tengo en mente, un día había que preparar un partido. Entonces reunió al equipo y dijo: “Ahora, el partido lo va a preparar este señor”. Y me señaló a mí para preparar un partido de la NBA. Yo había hecho un scouting del equipo contra el que iban a jugar (no me acuerdo qué equipo era). Casi me muero (jaja). Pues tuve que explicar a aquella gente cómo tenían que jugar y tal. Fueron educadísimos, en el sentido de que terminó mi exposición y todos empezaron a aplaudirme. Eso es señal de una educación deportiva cien por cien que había por aquel entonces en la NBA. No sé si hoy día es igual. Es una anécdota muy buena.
¿Cuáles eran las señas de identidad de tus equipos?
Mis equipos siempre han tenido una característica muy especial. Siempre hemos intentado ser muy fuertes atrás, con una defensa consolidada. A veces no teníamos jugadores con unas condiciones muy buenas de defensa hombre a hombre y teníamos que inventarnos algunas cosas, como formar defensas zonales para que el equipo contrario no viera bien la manera de enfocar su ofensiva. Pero está claro que nosotros teníamos una identidad defensiva importante y como consecuencia de eso nos gustaba jugar mucho una transición rápida, es decir, jugábamos al contraataque continuamente, pero continuamente, inclusive después de canasta, inclusive de lo que fuera. Siempre salíamos corriendo muy rápido hacia al ataque para intentar sorprender al equipo contrario. Esto además daba pie para que los jugadores expresaran por sí mismos lo que llevaban dentro. No era demasiado rígido con sistemas de mucho tiempo de posesión de balón. No, no, les daba mucha libertad para jugar pero siempre basado en transiciones rápidas, en juego rápido para sacar ventajas sobre el equipo contrario. Estamos hablando de todos mis equipos, tanto del Real Madrid, Joventut, como la selección española. Y si empezara a entrenar hoy día, haría lo mismo. Es mi manera de ver el baloncesto.
En otra ocasión me comentaste que uno de tus mayores aciertos en el Real Madrid fue fichar a Paco López como preparador físico.
Yo creo que una de las cosas importantes que hice en el Real Madrid fue un poco de innovación en determinadas cosas. En la época de Pedro Ferrándiz, él hacía la preparación física en los entrenamientos. Nos pegaba unas palizas de aúpa y estábamos muy fuertes. Pero yo quería un poco más allá porque fui 22 años profesor del INEF y ahí aprendí mucho cómo era la evolución de la preparación física de los grandes atletas. Entonces quise introducir dentro del equipo la figura del preparador físico, ya que no teníamos un preparador físico nato. No te creas que me dijeron que sí enseguida. Me costó mucho trabajo porque el pensamiento del club en ese sentido era un poquito anticuado. Y cuando ya tuve el visto bueno del club fiché a Paco López, que lo conocía del INEF, y fue uno de los mayores aciertos que he tenido en mi vida como entrenador, la incorporación de Paco López. Luego él empezaba a retarme (jaja) y me decía: “Quiero esto, quiero lo otro”. Y yo llegaba al club y les decía: “Necesitamos una máquina multiusos de pesas”. Y me dijeron desde el club: “¿Y eso qué es?”. Después de explicarles en qué consistía aquella máquina, me dijeron: “Es que el equipo de fútbol no la tiene”. Mi respuesta fue: “Bueno, es que a lo mejor el equipo de fútbol no la necesita, pero yo sí”. Me costó un trabajo que no veas conseguir esta máquina. Paco López nos ayudó muchísimo en la mayoría de los títulos que conseguimos gracias a su magnífica preparación. Paco es un crack. Además de lo de Paco, también empezamos a incorporar fisios, recuperadores y gente que pudiera ayudar en lo que es el día a día del equipo. Los fisios son muy importantes dentro de un equipo, no solamente por lo que saben y ayudan físicamente a los jugadores, sino porque también ayudan mucho psicológicamente al jugador. También introduje unos métodos nuevos de estadísticas, etc.
Si te gustan las historias del baloncesto de los ochenta, te puede interesar el libro: “Fernando Martín. Instinto Ganador”, que cuenta con casi 500 testimonios (Antonio Martín, Sabonis, Corbalán, Pablo Laso, Audie Norris, Brian Jackson, Wayne Robinson, Biriukov, Quique Villalobos, Isma Santos, Romay, Andrés Jiménez, Epi, Fernando Arcega, Essie Hollis, Lolo Sainz, Aíto, Gonzalo Vázquez, Antoni Daimiel, Ramón Trecet, etc.).
Don Javier, me gusta mucho que tenga usted tanto cariño e interés por el baloncesto del Real Madrid de tiempos no tan lejanos, ( o eso creo, ¡ ja, ja, ja ! ) pero sobretodo que haya escrito un libro sobre mi gran ídolo de infancia: Don Fernando Martín Espina, el Cristóbal Colón del baloncesto patrio.
Un saludo y un abrazo enorme.
Me gustan mucho tus entrevistas, aprendo mucho de ellas.
A parte nos enseña mucho de los entrevistados