Los cinco detalles de la derrota del Real Madrid ante el Bayern

Nueva derrota del Real Madrid en Euroliga, en la tercera salida consecutiva tampoco encontraron los chicos de Laso el sabor del triunfo y cayeron por 95-86.

Estos fueron los detalles del partido.

1.- Un quinteto revolucionario puso el Real Madrid, sobre todo la línea exterior donde, al habitual Taylor, le acompañaban tanto Llull como Causeur, sin duda una declaración de intenciones de Laso de quién está subiendo puestos en la rotación tal y como pudimos comprobar a lo largo del partido.

2.- La defensa sigue haciendo aguas y, aunque este aspecto mejoró en la segunda parte por lo que se refiere a las líneas exteriores, el juego interior defensivo es un continuo sangrado sin que nadie imponga su ley, Tavares sigue estando a años-luz de su mejor forma y, lo que es peor, se le ve sin confianza, Mickey cumple pero ante jugadores más grandes y fuertes tiene altísimos problemas para evitar el 1×1, así que no nos queda más que un cinco del que hablaremos después, un tal Garuba.

3.- Escaso movimiento de balón fue una de las principales causas de la derrota blanca, mucha calidad en el 1×1 como así lo demostró Randolph en varios momentos, pero, en lo que se refiere a juego colectivo intentando jugar dentro-fuera, cambiar el balón de lado o cosas así, siguen brillando en el equipo y, claro, en cuanto la defensa rival sube su intensidad, encontrar el camino al aro se hace harto complicado.

4.- Laprovittola sigue bajando puestos en la rotación de Euroliga y hoy no jugó ni un minuto, Causeur le ha adelantado por la izquierda (nunca mejor dicho) y Laso ya no encuentra minutos para él. El problema puede ser más serio de lo que parece toda vez que, por ejemplo, en el día de hoy Rudy no jugó ni un minuto en la primera mitad y ni aún así el argentino tuvo algún momento en la cancha.

5.- Lo único bueno fue Garuba. Mención aparte merece el jugador más valorado del Madrid en compañía de Randolph (20 créditos), el madrileño se dividió de tal manera que parecía que había tres en el campo, saltaba a las ayudas, no tenía problema en defender a sus pares en los cambios, iba directo al aro (así sacó tres jugadas de 2+1) y, aunque parezca mentira, fue el baluarte de intensidad que usaron sus compañeros para agarrarse al partido y todo, sí, con 17 años.

 

 

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