Otra manera de ver la Copa. Jueves de cuartos.
La Copa es una competición especial, con un encanto que le hace distinta a cualquier otra. Más o menos como le ocurre a Granada. Una ciudad con embrujo, llena de rincones donde puedes perderte caminando para meterte en tu mundo y escapar de todo.
Pues si a ese embrujo le añades una decoración realizada exprofeso por la organización de la Copa, resulta una combinación perfecta. El ambiente que proporciona la presencia de las distintas aficiones, incluida la de Baskonia, que ya puede no estar clasificado su equipo que les da igual, le ofrece un colorido que ya remata el encanto granadino.
Eso fuera del Palacio de Deportes. Un Palacio reformado para la ocasión, no muy grande, es cierto, pero quizás eso le haga aún más familiar, más acogedor, muy propicio para el ambiente que se respira en esta competición.
Ya metidos en faena me quedo con el cántico de todo el Palacio a la niña Julia Martínez, que es la encargada de entregar el balón del partido a los árbitros: “MVP, MVP, MVP…”; con los disfraces carnavalescos de la entusiasta afición tinerfeña y con la bulliciosa grada verdinegra; y con todo el Palacio al unísono cantando y bailando en un tiempo muerto. Cosas de la Copa.
Deportivamente, el primer partido de cuartos nos brindó un primer cuarto casi perfecto de Lenovo Tenerife, liderado por Doornekamp, que a base de triples desbordaba a una Penya donde solo Tomic mantenía el tipo (21-10). En el segundo los verdinegros lograban frenar la sangría, pero se marchaban al descanso con una desventaja de 13 puntos (36-23). El tercer cuarto iba a pasar desapercibido, para situarnos en un último cuarto completamente loco. Fallos, nervios, miedos, desaciertos… que hacen remontar a la Penya a un minuto del final (59-57) En ese momento aparece Shermadini, que se hace el amo y señor del minuto restante para dar la victoria a los canarios por 64-62. Me ha sorprendido el rendimiento de Joel Parra en los badaloneses.
Antes de comenzar el segundo partido me quedo con la presentación oficial de la Copa, que este año me ha encantado. Muy original, con un bailaor delante de un numerosísimo grupo de jóvenes sentados o subidos en sillas llevando el ritmo de la música con sus manos y presentando los escudos de los equipos participantes. Un diez. Y dos detalles de los que me gustan, Primero, el detallazo de los jugadores madridistas portando camisetas en recuerdo y apoyo de su compañero Carlos Alocén. Y después, el impresionante minuto de silencio guardado en el Palacio en memoria de los pescadores gallegos fallecidos en el naufragio de Terranova.
Ya en el segundo partido, primer tiempo muy serio del Real Madrid, sabiendo atar a la punta de lanza lucense Musa, primero con Abalde y después con Hanga (solo 6 puntos). Excelentes minutos de Edy Tavares y Yabusele. La renta adquirida en el primer cuarto (27-16) se mantiene al descanso (41-31), a pesar de que las rotaciones interiores no acaban de funcionar, con Thompkins desesperado y Poirier despistado. Misma tónica en el tercer cuarto hasta el 54-48, cuando una falta señalada a Tavares en ataque, seguida de otra en defensa y técnica a Laso van metiendo al Breogán en el partido. Hasta dos veces se llegaron a colocar a dos puntos los lucenses, pero el aplomo de Heurtel, la incansable defensa de Abalde, bien acompañado por todo el equipo, y la entrega sin límite tanto de Yabusele como de Tavares decidieron el partido del lado blanco por 73-67.
En rueda de prensa, Laso contento por el esfuerzo y porque sus jugadores han sabido leer a la perfección la defensa que debían practicar. Y Edy Tavares satisfecho por haber sacado adelante un partido complicado, y con gasolina aún en su depósito.
¡Mañana mucho más!
