Pavlicevic, entrenador de la mítica Cibona: «Petrovic no quería solo ganar, sino ser el mejor»

Foto: Miguel Ángel Forniés
Entrevistamos a Zeljko Pavlicevic, entrenador ayudante de Cibona desde 1975 hasta la temporada 1984/85, en la que ya ejerció como primer entrenador para las competiciones domésticas (Mirko Novosel lo hacía para la Copa de Europa). Al año siguiente, lo haría ya en solitario.
En esta interesante charla descubriremos, entre otras cosas, el destacado papel de Petrovic como líder de aquella maquinaria perfecta de hacer baloncesto que se alzó de manera consecutiva con dos Copas de Europa a mediados de los ochenta y muchos de los secretos sobre la rivalidad histórica entre aquella Cibona y el Real Madrid.
- ¿Cuáles eran las aspiraciones de Cibona en Europa antes de comenzar la temporada 1984/85?
Teníamos grandes aspiraciones, pero no pensábamos en ganar la Copa de Europa. Era más un sueño, ya que había grandes equipos encabezados por el Real Madrid. La llegada de Drazen Petrovic como gran talento, pero aún muy joven, podía salir bien o mal. Ha habido muchos casos en la historia de nuestro deporte de grandes talentos que no encajaron bien en las primeras temporadas. Pero el caso de Drazen fue diferente. Empezó muy bien desde el primer partido y además contra los grandes también jugó muy bien.
Uno de estos grandes fue precisamente el Real Madrid, equipo con el que inauguramos, en Zagreb, la liguilla semifinal de la Copa de Europa con una victoria por 99-90, con 44 puntos de Drazen. Para nosotros era el mejor de equipo de la historia y el más conocido a nivel mundial.
Su hombre más importante era Fernando Martín, un prospecto para la NBA. Nuestra principal preocupación era él, un gran atleta y muy luchador, y que junto con Corbalán eran el motor del equipo blanco. Fernando Martín podía jugar de cinco, para desarrollar un juego muy rápido, y de cuatro formando pareja con Fernando Romay. Este partido fue nuestra constatación.
Un partido ante 12.000 espectadores y con defensas no demasiado buenas. En esta época el Real Madrid era el mejor equipo en transición gracias a Lolo Sainz. Para nosotros fue muy importante la victoria porque nos habíamos demostrado que podíamos jugar rápido como ellos y además ganarlos, y con Drazen jugando muy bien. Fernando Martín fue uno de los mejores luchando y corriendo, pero no fue suficiente.
- ¿Cree que el Real Madrid no se tomó demasiado en serio a la Cibona en este encuentro?
No lo creo, pero en el deporte hay equipos que suben y otros que están ya en el máximo. Contra Real Madrid todo el mundo juega al cien por cien, pero nuestro caso es un poco diferente. Nosotros habíamos jugado contra ellos la final de la Recopa en Anderlecht en la temporada 1981/82, con Cosic en la plantilla. El Real Madrid llegaba invicto y con jugadores como Delibasic, Corbalán y Fernando Martín como figuras, y además como gran favorito. Sin embargo, nosotros ganamos por Kreso Cosic y una canasta de Aco Petrovic en el último momento.
Pero ojo, en la temporada 84/85, solo Cosic ya no estaba en la plantilla; todos desde esta época, Knego, Nakic, Usic, Cutura, Aco Petrovic, D. Pavlicevic, jugaron pero con más partidos y trofeos disputados, y sin olvidar, que no teníamos jugadores extranjeros. Además, durante aquellos años, jugábamos muchos partidos amistoso contra Real Madrid en pretemporada gracias a José Antonio Arízaga, quien nos llamó en Cuenca, Puerto Real, Palencia, etc. y casi siempre disputábamos la final contra ellos.
Por lo tanto, nuestra estrategia era jugar partidos fuera de nuestro país y contra los mejores, contra aficionados y contra los árbitros algunas veces. De este modo, el equipo maduró muy rápido y perdió el respeto a los demás. Entonces para nosotros, Real Madrid no fue de otro mundo y así nosotros estábamos preparados para jugar contra el mejor equipo de esta época, el Real Madrid.
- Muy pronto Drazen Petrovic se convierte en el líder del equipo, pero ¿estaba previsto que fuese así?
Cibona, en la temporada 1984/85, tenía un roster con jugadores de mucha categoría que jugaron para la selección yugoslava. Además, estábamos juntos prácticamente desde 1978, y con la llegada de Drazen teníamos un equipo muy completo. Líder no podemos nombrar ni al entrenador ni a un jugador en concreto; el líder nace dentro de un grupo y Drazen lo hizo.
En cambio, puede haber líderes negativos que lleven a sus equipos a unos resultados mediocres, cosa que no pasó con él, que dio un impulso a los suyos por sus ganas de entrenar y sus ganas de ganar. Al principio hubo algún problema, algo lógico y normal, sobre todo por su defensa y el cambio de estilo de Cibona respecto a Sibenka, su anterior equipo, pero la adaptación fue muy rápida y en menos de un mes era como el nuevo líder en la cancha. El resto de jugadores entendieron que ellos no podían hacer algo parecido a lo que hacía él y además, trabajando a tope. Drazen aceptó que era parte de un gran equipo y que necesitaba el apoyo de los demás para hacer algo grande.
- Cinco victorias y ninguna derrota es el balance contra el Real Madrid en Copa de Europa durante las temporadas 1984/85 y 85/86. ¿Cuál fue la clave de esta racha de triunfos?
Parece fácil, pero no lo es y es algo de los estamos muy orgullosos. Para nosotros tampoco era fácil ganarnos, debido al carácter de nuestros deportistas que creían mucho en sus posibilidades. Ganar al Real Madrid, sobre todo en la final de la Copa de Europa 84/85 fue muy especial, en un partido en el que los dos equipos jugamos a tope sin saber quién iba a vencer hasta el último momento.
Algunos de los puntos claves durante los tres partidos de la temporada 84/85, fueron los siguientes: frenar el primer pase y contraataque del Real Madrid; el estilo de juego que practicábamos cuando estaba Fernando Romay en cancha, que consistía en cargar el juego en Knego, que era más rápido y tenía un buen tiro; por último, y como siempre, frenar el poderío de Fernando Martín. El recambio de Knego era Vukicevic, un buen jugador pero blando, por lo que intentábamos ayudar en defensa a Knego con el alero Nakic, para que no se cargara de faltas. Fue una obsesión, no sólo del Real Madrid, encontrar la manera de parar a Drazen Petrovic. Yo sé que Iturriaga y Biriukov, que eran grandes jugadores y buenos defensores, le tenían muchas ganas deportivas, pero cuando Drazen tenía su día, no había manera de pararlo, por lo que ellos perdían su potencial en ataque. Cada partido fue una guerra en la cancha.
- ¿Hubo algún cambio en el estilo de juego de la Cibona de la temporada 1984/85 a la 85/86, donde usted ya era primer entrenador tanto en liga como en Europa?
Hubo grandes diferencias entre ambas temporadas. La primera fue que en la 85/86, hubo dos jugadores muy importantes del cinco titular de la temporada anterior que se fueron, uno fue Knego, que se marchó a CajaMadrid, y el otro Aco Petrovic, que tuvo que hacer la mili en Yugoslavia. El resto del equipo se quedó, pero mermado de aspiraciones por estas dos bajas. El único jugador nuevo fue Danko Cvjeticanin, un gran tirador, sin embargo no tenía tanta experiencia como Aco. Pero él jugó una gran temporada ayudando mucho para que ganásemos otra Copa de Europa, en este caso frente a Zalgiris en Budapest.
Zalgiris era como la selección rusa: Sabonis, Chomicius, Kurtinaitis, Jovaisa, solo faltaba Sokk para el cinco inicial. Nosotros teníamos otro joven jugador como era Arapovic, pívot de 2,12 m. Pero sin Knego, y con dos pívots sin demasiada calidad, teníamos que cambiar el estilo de juego.
Primero jugamos muchos minutos sin base, con dos escoltas, como fueron Drazen y Cvjeticanin, con una altura de 1,92 y 1,94 metros respectivamente. Muchos equipos no podían parar físicamente a este pareja, porque tenían un base típico pero con menos altura. Nosotros no teníamos ningún problema con las defensas agresivas contra Drazen, ya que a él le gustaba jugar así. Otra diferencia fue que al no tener pívots suficientemente maduros, jugamos partidos con Nakic, Cutura y Usic (que eran aleros) haciendo las funciones de los pívots. Esta temporada nuestro principal enemigo fue Zalgiris, especialmente después de un partido en Madrid donde ganamos con facilidad, 68-84.
- ¿Contra qué equipo se motivaba más Cibona y Drazen Petrovic durante esas dos temporadas?
A raíz de ganar durante estas dos temporadas uno tras otro todos los partidos al Real Madrid, nuestro principal enemigo pasó a ser Zalgiris, equipo contra el que más se motivaban nuestros jugadores y en especial Drazen.
Creo que mis amigos de Madrid saben el respeto que tengo por ellos y entenderán mi postura. Pero entre Cibona y Zalgiris había algo más; una lucha personal entre Drazen y Sabonis por ver quién era el mejor jugador europeo. Todo el mundo estaba dividido respecto a valorar quién era el mejor, tanto la prensa, como los aficionados, entrenadores, etc. Drazen tenía una ligera ventaja por haber ganado la anterior Copa de Europa.
Parte de esta rivalidad la pude comprobar con una de las pocas veces que tuve un problema con Drazen. Dos días antes de un partido en Zagreb frente a Zalgiris, tuvimos un entrenamiento muy importante y Drazen estuvo muy nervioso durante aquel entrenamiento, que resultó un desastre en sí. Entonces yo lo interrumpí en varias ocasiones, pero nada, seguía todo igual de mal, con lo que llamé a todo el equipo y les dije que dejaba el entrenamiento, que así no se podía seguir. Al día siguiente, yo estaba en las oficinas del club y entró Drazen y me dijo: “Perdóname por lo de ayer, estaba demasiado nervioso”. Le pregunté: “¿Cuál es el motivo?, hemos jugado muchos partidos importantes”. Y él me contestó: “Sí, es verdad, pero para mí es algo más, no solamente quiero ganar sino demostrar que soy el mejor jugador europeo”. Después de esta anécdota con Drazen, mi respeto hacia él no solamente fue en el plano deportivo sino también en lo personal. Aquello que hizo, solamente lo pueden hacer los grandes deportistas y grandes personas. Al ganar la segunda Copa de Europa directamente frente al Zalgiris de Sabonis, las cosas quedaron claras, el mejor jugador era Drazen Petrovic.
Esta entrevista ha sido extraída del libro: “Fernando Martín. Instinto Ganador”, donde podrás encontrar muchas más historias de Drazen Petrovic y Fernando Martín
Foto Portada: Miguel Ángel Forniés.
Nacido en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.
Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Júnior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).
Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.