¿Qué le pasa al Real Madrid?

Lo que escribo a continuación es opinión muy personal. Me temo que tal y como han ido sucediendo los acontecimientos lo normal es que el equipo esté como está, es decir, fuera del punto óptimo físico y mental que precisaría tener a estas alturas de mediados de febrero. A ver si logro explicarme.

Este verano se había acometido la primera gran reestructuración de la plantilla en la era Laso, con cinco caras nuevas: Heurtel, Hanga, Yabusele, Goss y prácticamente Poirier, y con Alocén y Abalde cumpliendo su segunda temporada. Es decir, media plantilla más o menos nueva, lo que requiere tiempo para su adaptación y conjunción. Añadamos que tanto Randolph como Thompkins salían de largas y complicadas lesiones que les tuvieron muchísimo tiempo alejados de las canchas.

Pues bien, aún así el equipo había ido de menos a más a lo largo de la temporada, con unos resultados más que inesperados por los buenos que eran, venciendo la Supercopa y liderando tanto la Liga como la Euroleague. El equipo tenía un ritmo óptimo, los jugadores se iban acoplando perfectamente, el juego era vistoso, flexible y con muchas variantes y los aficionados gozábamos viéndole jugar.

Pero a finales de diciembre el dichoso “bicho” apareció por Valdebebas e hizo que fueran cayendo casi a cuentagotas la mayoría de los jugadores e incluso el propio Laso. Y a partir de ahí se fue al traste la planificación, el estado de forma físico e, inevitablemente, el mental. Más que de táctica o técnica se tiraba de orgullo y casta. El ejemplo más claro lo tenemos en el partido que el equipo venció al todopoderoso CSKA en Euroleague.

Se aplazan algunos partidos, los jugadores van parando y reincorporándose poco a poco y como para el Real Madrid no hay ningún parido fácil en el que se pueda rotar, ya que la exigencia es máxima y no se puede permitir “pasar” de ningún partido, los jugadores disponibles van realizando sobresfuerzos que al final se acaban pagando.

Sumámosle que en la Euroleague no hay rival fácil y que en la Liga no hay rival pequeño porque para cada equipo enfrentarse al Real Madrid supone un hito que tiene marcado en rojo en su calendario, máxime cuando saben que se van a enfrentar contra un equipo que en la semana ha jugado uno o dos partidos más que ellos, lo que iguala las fuerzas.

Y añadamos que los partidos suspendidos se van metiendo con calzador entre medias de las semanas, lo que acumulan tres partidos por semana, una semana si y otra también, con viajes incluidos. Es inevitable que el cansancio, el sobreesfuerzo, hasta el agotamiento llegue a los jugadores. Y cuando las piernas no responden se piensa peor, se decide peor, se ejecuta peor la técnica y se pierde finura, lo que provoca errores inusuales. Y cuando el error hace presencia es inevitable la llegada del desánimo y la ansiedad. El cansancio mental se une al físico.

Para mí esto es lo que ha sucedido en las dos últimas semanas. Y cuando se entra en una dinámica de derrotas salir de ella es muy complicado.

Sinceramente, creo que lo que he intentado explicar pesa más que la táctica, aunque evidentemente ésta también está fallando. No lo voy a omitir. En el primer cuarto del partido disputado ayer faltó leer las alternativas ofensivas del Barcelona, que sacaba una y otra vez de la zona a Tavares, atacaba la defensa de Heurtel, circulaba rápido el balón para no permitir las segundas ayudas en las esquinas… Y tampoco se supo leer su defensa para no dejar recibir a Yabusele, de colapso de la zona para hacer daño a Tavares y de cierre perfecto de líneas de pase para que el que botara el balón no tuviera opciones de juego.

Y tampoco omito que existe un problema en el puesto de base. La irregularidad de Heurtel creo que se debe más a sus problemas físicos que a otra cosa, sinceramente, y a que debe adaptarse a lo que significa ser base del Real Madrid. Williams-Goss peca más de lo segundo, aunque para mi está jugando de una manera correcta, pero le falta dar ese pasito más que el equipo necesita. Y Alocén probablemente sea el jugador al que más daño le ha hecho el parón de final de año porque su progresión estaba siendo notable. Y no nos olvidemos que estábamos muy mal acostumbrados. Sustituir al Chacho, a Doncic o a Campazzo no es nada fácil. Y si no que se lo digan a Laprovittola, que en el Real Madrid fracasó. Si, fracasó, a pesar de su gran partido de ayer, por cierto, jugando como escolta.

La solución, a mi entender, pasa por hacer las cosas fáciles. Quiero decir, por jugar como el equipo sabe jugar: fuerte defensa, transición rápida, posesiones buscando la mejor opción de tiro con juego interior-exterior… Y todo con alta intensidad en defensa y paciencia en ataque. He escuchado esta mañana a Laso decir “Debemos recuperar básicos de nuestro juego”. Pues eso.

Lo que no se le puede negar al equipo es su lucha y su orgullo. Y el Palacio lo reconoce, como lo demostró ayer. Así que paciencia y a retomar sensaciones. La Copa espera.

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