Azofra (y II).- «Siempre he pensado que podíamos ganar a cualquiera»

Foto: Miguel Ángel Forniés
Tras la primera parte, hoy continuamos con la segunda parte de la entrevista a Nacho Azofra en el día que cumple 54 años. Azofra es un referente en el Estudiantes y uno de los bases más creativos e imprevisibles que han jugado en la ACB, competición en la que actualmente es el tercer máximo asistente de la historia. En esta ocasión repasaremos su segunda etapa en el Estu, su paso por la selección española, su andadura en el Caja San Fernando y su última temporada en Bilbao. Y mucho más…
Nacho Azofra (Madrid, 54 años) era “El más listo de la clase”, apodo que le puso Andrés Montes y que le va como anillo al dedo. Era un base de 1,85 m que leía a las mil maravillas el juego y que destacaba por su inteligencia en la cancha y su gran capacidad de pase. Me atrevo a decir que es uno de los directores de juego más icónicos que han jugado en la máxima competición española. Un ídolo para muchos, especialmente para la afición del Estu, aunque él no sea muy consciente de esto. Es un honor para mí haber charlado durante más de una hora con Nacho Azofra, uno de los históricos del baloncesto español.
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¿Cómo era el ambiente en el Estudiantes en el día a día? ¿Había muchos piques en los entrenamientos?
El ambiente era bueno. Las cosas salían. Luego, oye, tuvimos nuestros malos momentos también. Nuestros malos momentos eran perder dos o tres partidos. De repente juegas en Europa algún partido y te volvías con 30 puntos en contra. Claro, había equipazos. A lo mejor hasta el descanso competías bien, pero luego a lo mejor jugábamos mal y es que el otro equipo no te perdonaba, eran súper equipos. Te hacían unos parciales de 20 a 2, no sé. Pero bueno, te creaba un poquito más de dudas, pero ya está.
Foto: Miguel Ángel Forniés.
¿Era duro ver a tus compañeros irse al Real Madrid?
No, era bastante natural. Siempre fue así, siempre fue así, ya está. Sí, fue más duro lo de Alberto por todo lo que conllevó, pero nada más, nada más.
¿Es verdad que todos los jugadores que se iban sentando a tu lado en el vestuario en Magariños fichaban por el Real Madrid?
Sí, todos, todos los que se sentaban al lado, sí. Me senté con Orenga, con Alfonso, con Felipe, con Alberto. Ese era el sitio del Real Madrid, lo llamábamos así, hasta que se sentó Andrés Miso y rompió el maleficio. Yo se lo dije, “Andrés, este el sitio del Real Madrid”. Se puso muy contento. “Pero no creo que tú… A ver si tú lo consigues, Andrés. Vamos a ver si rompes tú el maleficio”. Y lo rompió.
¿Era Alberto Herreros tu mejor amigo en Estudiantes?
Sí, ahí sí. Sí, esos años sí. No parábamos…
¿Cambió un poco la relación con Alberto a raíz de su fichaje por el Real Madrid?
No, no. A raíz de cambiar de equipo es más difícil mantener el contacto. Y luego Alberto se fue a vivir a las afueras de Madrid, y ya es más difícil. Con la vida que llevábamos es muy difícil. Alguna vez nos vemos y es como si no hubiesen pasado los años. Nos entra la risa a los dos un poco.

¿Mantienes el contacto en la actualidad con compañeros de tu época?
Sí, con algunos. Con Juan Aísa, con Gonzalo Martínez, con César Arranz. Gonzalo lleva a sus hijos al Ramiro de Maeztu y yo por allí los veo de vez en cuando.
¿Cómo se celebraba una victoria frente al Real Madrid?
Igual que una derrota, tomando unas cañas después. Nada especial.
En la temporada 93/94 y después de tanto tiempo en Estudiantes fichas por el Caja San Fernando de Sevilla y juegas allí durante dos años. ¿Se te hacía raro jugar en otro equipo?
Sí, al principio sí. Lo que se te hace más raro es jugar contra el Estudiantes, y en la cancha del Estudiantes, pero lo demás no. Tú ya llegas, haces grupo y tienes una pretemporada. Fueron unos años maravillosos, tenían un equipo estupendo, muy competitivo también y con muy buenos jugadores, y un club diferente, simplemente. Luego, tienes ese periodo de adaptación, adaptarse a una nueva ciudad también. Fueron unos años que los recuerdo de maravilla. El primer año competimos muy bien, y el segundo año fue más irregular, hicimos algunos buenos partidos y también tuvimos malas rachas. No nos metimos en los playoffs, pero el primer año sí, eliminamos al TAU. Jugamos bastante bien el primer año. Recuerdo también que nos tocó un grupo muy difícil en la Copa Korac el primer año y perdimos muchos partidos de menos de cinco puntos, pero competimos muy bien. Teníamos a Middleton, a Brian Jackson, a Carlos Montes en un estado muy bueno, haciendo muy buena labor. Teníamos un buen equipo y competimos bien, pero nos costó ganar en Europa. Había equipazos.

¿Qué nos puedes contar de Brian Jackson?
Brian era un súper jugador. Era un competidor nato. Ya llevaba muchos años en esto y con ese tamaño que tenía que le daba esa ventaja para poder tirar con un tío encima, tiraba muy rápido. Era más tirador de dos que de tres. Tú solo tenías que ponerle el balón en condiciones a la salida de los bloqueos y el tío las clavaba. Era muy buen jugador y muy buen tirador. Y teníamos a Middleton también en un estado impresionante. También estaba Darrell Lockhart el primer año, que estaba ya más mayor, pero hacía muy buena labor. Controlaba muy bien el juego.
Vuelves a Estudiantes después de dos años en Sevilla. ¿Pensabas que podías alcanzar algo parecido a lo que conseguiste en tu primera etapa en el Estu?
Hombre claro. Uno siempre piensa que es posible. Alguna vez nos quedamos a las puertas de los cuartos de final en Euroliga. Me acuerdo de jugar contra el Villeurbanne, que tenía muy buen equipo, y perdimos por poquito. Bueno, pero sí, claro, cómo no lo vas a pensar. Es que si no lo piensas ¿a dónde vas? (risas). Sí, sí. Yo siempre he pensado que podíamos ganar a cualquiera (risas), es que para eso estás, no me jodas.
¿Cuál piensas que fue el mejor equipo de Estudiantes en el que jugaste?
Es difícil decirlo. También el baloncesto ha evolucionado. Yo creo que el gran cambio fue cuando pasamos de los 30 a los 24 segundos, y algunos jugadores eso lo llevaron mal y a otros jugadores nos vinos bien, incluso. Pero claro, ves ahora por la tele el juego que hacíamos con John Pinone y el juego que luego que hicimos en la final contra el Barcelona, bastantes años más tarde, con Felipe Reyes, y era muy diferente. Entonces yo digo, los dos equipos eran muy buenos, pero ¿cuál es mejor? No sé qué decirte. El juego era muy diferente. Seguramente el segundo equipo ganaría al primero ahora, a un partido, pero bueno, no lo sé. El segundo equipo jugaba a más ritmo, más físico, pero hombre, el primer equipo…
¿Por qué no fue bien con la selección española?
Yo creo que nunca he sido un jugador muy de la selección, la verdad, ahora quizá lo sería más. Las concentraciones, para mí, eran muy largas. Por mi idiosincrasia y por mi forma de ser, no sé, necesitaba otra cosa, no lo sé muy bien. Pero lo de estar concentrado tantísimo tiempo y todo eso no me iba demasiado. No es culpa de la selección ni de los entrenadores, es culpa mía.

¿Tuviste ofertas tentadoras cuando jugabas en Estudiantes?
Sí, tuve algunas ofertas, pero al final decidí quedarme en casa.
¿Se pueden saber los equipos?
No, ya lo dejamos…
¿Qué es lo más duro del deporte profesional?
No sé, quizá lo más duro es cómo te deja el cuerpo el deporte. Hay que cuidarte bastante, pero en el momento en que lo estás practicando, hombre, sacrificas algunas cosas, como amigos, o como fines de semanas, etc. Pero realmente no sacrificas mucho, yo creo que si uno está bien físicamente da gusto. No sé explicarte algo negativo en este sentido. Yo creo que habrá gente que lo haya pasado mal. Lo más duro quizá son las lesiones, por decirte algo, porque te apetece jugar y no puedes. Sin embargo lo que es la vida profesional del deportista, oye, es elegida, y bueno, sacrificas algunas cosas, pero yo las he sacrificado gustoso, no sé cómo decirte. Ahora ya que tengo una edad y puedo echar la mirada atrás y tengo más conocimiento de cómo funciona un poco la vida y la gente. Yo creo que en ese aspecto he sido un privilegiado porque me ha permitido viajar a través del deporte, conocer cosas… Y luego, sobre todo, que me he divertido mucho jugando, y hombre, tener una profesión en la cual te diviertes es un placer. Eres un privilegiado.
Te retiraste en la temporada 2006/2007 jugando en el Bilbao. ¿Te hubiese gustado haberte retirado en el Estu?
No, no, todo lo contrario porque yo tenía muy claro que cuando has sido un jugador un poco icónico en un equipo, llevaba mucho tiempo, yo precisamente lo que quería era retirarme fuera del Estu. De hecho, cuando cumplo contrato y tal, no fuerzo nada. Quería jugar un año más o dos, no sabía porque iba un poco de año en año, pero yo después del último año que jugué en Estudiantes soy el primero que dice el año que viene no quiero estar, y ya está. Y además, con bastante silencio, “el año que viene Nacho Azofra no va a estar en Estudiantes”, y ya está, se acabó, no se va a renovar. Lo prefiero porque luego siempre hay líos, el club quiere hacer una cosa y el jugador quiere hacer otra, y eso siempre es un lío. Y luego me surgió la oportunidad de ir a jugar a Bilbao, que me encantó, con muy buenos compañeros, muy buen entrenador. Llegué en una situación delicada del equipo, realmente lo que necesitaban era un base, les faltaba un base, tenían solo uno, que era Javi Salgado, y nos fue muy bien. Acabamos, creo que en décimo lugar. Fue un muy buen año y disfruté mucho. Aprendí cositas también porque nunca había estado en un equipo en esa situación, con otros objetivos. Era un equipo que tenía que mantenerse en ACB, ese era el objetivo, y a partir de mantenerse, bueno, pues jugar lo mejor posible y alcanzar el puesto más alto posible. Cuando llegué era de los últimos de liga, entonces nunca había jugado en esa situación, con esa presión y tal. Y bueno, aprendes cosas, por supuesto.
¿Se veía el baloncesto de manera muy diferente cuando te metes de entrenador y director deportivo?
Sí, completamente, y además es que tu obligación es verlo de manera diferente. Con la ventaja de haberlo visto, desde hace muy poquito, desde dentro del campo, y además como base, que te hace pensar más en el grupo. Sí, claro, estás obligado a verlo de manera diferente. Tú ya no puedes pensar como jugador, tienes que pensar como un entrenador, obviamente.
¿Quiénes han sido los rivales que más te hicieron sudar?
Bueno, de todo. Ha habido, tanto jugadores nacionales, como los que conocéis todos… Djordjevic, mis guerras y peleas con Nacho Rodríguez, Andre Turner, que era un jugadorazo, Elmer Bennett… Había jugadores muy buenos. Unas veces ellos te comían la tostada y otras veces tú se la comías a ellos, a eso vas. Uno salía a competir con todos. Tú sabías que ellos te lo iban a poner difícil cuando tú les defendías porque eran jugadores muy ofensivos, pero ellos te tenían que defender a ti. Claro, iban a sufrir también, bueno, en eso consiste un poco la pelea, que no te hagan tanto daño en ataque y hacerles tú mucho daño en ataque. Esa era un poco la idea. Es que había muy buenos bases, el mismo Gonzalo Martínez, cuando jugabas contra él era un jugador muy complicado. Claro, no era anotador, a lo mejor, pero jugaba muy bien las ventajas para los compañeros.
¿Cuál era el secreto de la cantera de Estudiantes?
Los chavales que he conocido yo que luego se convierten en jugadores profesionales, juegan en la ACB, se mantienen durante varios años y son muy buenos jugadores, aparte de que sean buenos jugadores técnicamente y tengan un buen físico, el secreto es el carácter individual, nada más, pero de cualquier competidor. ¿Que salían en Estudiantes jugadores así? Sí, pero también salían en otros sitios, como en el Joventut, lo que pasa es que Estudiantes tenía muchos jugadores y apostaba porque esos chavales que destacasen tuviesen hueco en el primer equipo, no es que luego les quitasen de en medio. Tenían esa continuidad. Pero los jugadores que he visto yo siempre es por el carácter, y es el carácter suyo individual porque jugadores buenos técnica y físicamente he visto muchos, pero luego el carácter les fallaba. Alfonso Reyes, que era un 5 de dos metros pelaos, y todos los pívots le sacaban 15 o 20 centímetros, y durante partidos y partidos nadie podía con él. Yo lo he visto, pero nadie, ni los americanos, y te metía 20 puntos y te cogía 8 rebotes. Y claro, eso es el carácter. Y luego Felipe. Es el carácter, y el carácter ya se ve desde chicos, son inconformistas, tienen guerras con sus entrenadores desde juveniles, desde júnior. Felipe tuvo muchos líos con Pepu, siempre ha sido como un “Victorino”, saltaba a la mínima, pero eso es bueno, lo prefiero mejor por exceso que por defecto. Los jugadores tienen que ser más inconformistas que el entrenador. El carácter no quiere decir que sea un maleducado.
Todo esto es un poco lo que te pasaba a ti. Me has dicho que siempre salías a ganar.
Por supuesto, y luego, hombre, yo era caliente, sin faltar nunca al respeto, pero con los árbitros he tenido mis más y mis menos. No me gustaba perder, nada, pero no me gustaba perder, no los partidos, en los entrenamientos. No me gustaba perder la jugada, no me gustaba que el que tenía delante me metiera una canasta o me coma, no me gusta, eso me jodía mucho. Bueno, pues eso es competir. Competir no es solo el partido, es la misma jugada. Es que a uno le tiene que joder que le metan una canasta, no perder el partido, sino una canasta. Eso es el comienzo para luego lo del partido, yo creo. Me jodía simplemente que Gonzalo Martínez me metiera una canasta en un entrenamiento, o que te metiesen un bloqueo directo, simplemente, o que te ponga dificultades en defensa más de las que tú piensas que te tiene que poner. Pero con los años ya vas aprendiendo todo esto, a jugar con la cabeza fría y a saber que el error existe, a leer un poco mejor. Eso te lo dan los minutos de parqué, de parqué, de parqué, de entrenar, de entrenar, de jugar y jugar. Yo creo que el inconformismo es la esencia de cualquier jugador que tiene ambición. Y las ambiciones ya pueden ser diferentes, puede ser porque tú quieras ganar títulos, que tampoco era una de mis ambiciones. Mi ambición era la de ganar esa jugada, y la siguiente también, y la siguiente también, y por tanto el partido. Esa era la ambición. Cuando te dedicas al deporte profesional tienes que ser competitivo, luego ya cada uno hace su labor. En un equipo hay unos que meten puntos, otros que cogen rebotes, otros que defienden… Pero tienes que ser competitivo en lo tuyo e intentar mejorar en las cosas que tienes un poquito peores. Yo he conocido mucha gente que no era anotadora, pero eran muy competitivos, muchísimo, de decir: ¡aquí no me coge un rebote nadie! Y para hacer eso, la gente que tiene alrededor se lo tiene que valorar, y el profesional se tiene que sentir valorado solo cogiendo rebotes porque si no puede decir que valoran solo al que mete puntos. Pero vamos, no hay nadie que se dedique al deporte profesional no sé cuántos años que no sea competitivo, ahora y siempre.
Ha cambiado mucho el baloncesto en todos estos años, Nacho. Recuerdo que Pep Cargol me comentaba en una entrevista que en el descanso de un partido en Grecia se encontró a Zarko Paspalj, que estaba haciendo un partidazo, saliendo del baño fumando. Estas cosas ahora son impensables.
Los rusos y los yugoslavos fumaban casi todos. En el descanso fumaban todos escuchando al entrenador que también fumaba, obviamente. Fumaban todos en el vestuario y luego te metían treinta, claro. Los jugadores que mejor estaban físicamente de una cierta generación fumaban todos. Pero ya sabes… Ahora lo vemos como una cosa increíble, pero es que antes estaba embutido en la sociedad, y ya no te digo en los países del Este. Me acuerdo que cuando íbamos a jugar allí, tú entrabas en una cafetería y estaban fumando todos. Y nunca he visto jugadores más duros que los rusos de entonces. Eran unas bestias. Mikhailov, que luego vino con nosotros, era una bestia.
MIGUEL ÁNGEL FORNIÉS nació en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.
Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Júnior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).
Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.
Nacho Azofra representaba todo lo que era el Estudiantes, había crecido en las canchas de fuera del Ramíro, tomaba cañas con la demencia, llevaba el contraataque, identidad del Estu, como nadie, en definitiva, llevaba al Estu muy dentro y se identificaba con el.
De Miguel Angel Fornies poco que decir, un adelantado en sí tiempo, el mejor foto periodista que he conocido, sus fotos siguen admirando a todos.