Canena, un pueblo movilizado para dar a Felipe Reyes un día inolvidable

Domingo por la tarde en el WiZink Center, el visitante es un rival de enjundia, nada menos que el actual campeón de liga, sin embargo, las miradas están puestas en la grada superior donde un nutrido grupo de personas ataviadas todas con la misma camiseta no paran de gritar: “FELIIIIIPE, FELIIIIIPE”, aquí comienza esta historia.

Sin embargo, esta historia podría haberse acabado aquí, con esa pancarta que cubría una parte en que se podía leer “Canena con Felipe, el gran capitán” y dejarnos una simple anécdota de una multitud desplazada desde la localidad jiennense (lugar de origen del padre del jugador madridista) para ver a alguien al que admiran y que inclusive, en algunos momentos del encuentro tuvieron la “osadía” de gritar a Pablo Laso “saca a Felipe, saca a Felipe”.

El partido termina y cada uno se va a sus funciones, el público a su casa y algunos a sala de prensa para recoger las declaraciones de los entrenadores, una vez allí recibe un cotilleo, todos los aficionados que habían venido a ver a Felipe habían bajado a cancha para rendir un sentido homenaje al cordobés. Raudo y veloz bajo a pista y uno se encuentra esta descripción del pívot en la voz de alguien que le llama «Tatu»:

 

La emoción embarga al capitán blanco como se desprende de las propias palabras que dirige a los que han hecho tal cantidad de kilómetros solo para saludarle o hacerse una foto con él, su voz denota la emoción del momento y que podemos ver aquí gracias a Marta Casas, periodista de la Cadena Ser.

Regalos para todos, a su madre, a su mujer, a los componentes del Real Madrid, sobre todo aceite de oliva, “el mejor del mundo y que es el que tiene la clave de su longevidad deportiva” se comenta entre bastidores, pero hay uno mucho más especial, un cuadro con la figura de su padre, ese que lleva siempre en el corazón, a quién dedica cada victoria y del que siempre se acuerda cuando Bonofiglio anuncia su nombre en la presentación y él, siempre, sube su dedo índice al cielo en señal de respeto y recuerdo.

Llega el momento de la foto grupal, por allí aparece Edy Tavares que no duda en unirse a la fiesta, “que se vea la pancarta, que se vea la pancarta” dicen a los que estamos captando instantáneas, cada uno con los medios que tiene a su disposición y llega el momento que muchos esperan, su foto individual con Felipe Reyes, ese momento que guardarán para toda la vida y donde el jugador atiende absolutamente a todos con una sonrisa, sin mostrar ni un ápice de prisa.

 

Cuando termina, tenemos el honor de conocer sus impresiones sobre lo vivido.

“Son del pueblo de mi padre, Canena, del cual estaba muy orgulloso y donde he pasado todos los veranos de mi infancia, son gente maravillosa, humilde, que me han tratado siempre fenomenal y donde adquirí todos los valores”.

“Estoy emocionado por lo que ha dicho Tatu, que hayan venido desde el pueblo,muy agradecido y contento por haber podido dedicarles la victoria”.

“Cuando les he visto ahí me ha entrado un escalofrío porque sabía que mi padre, si estuviera aquí, estaría orgullosísimo,

“Mi padre está enterrado allí, siempre le he llevado las medallas que he ganado y muy feliz de tener gente tan maravillosa, que aparte de ser grandísimas personas tienen el mejor aceite del mundo”.

“Es uno de los momentos más felices de mi carrera, por lo que supone para la familia y lo que suponía para mi padre”.

Así dejamos a Felipe Reyes, con los ojos vidriosos de la emoción y una sonrisa que tardará en borrarse de su cara por una razón más que evidente, su padre estaba más que orgulloso de lo que veía.

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