En código Eurobasket

fiba.com
Arrancó el jueves pasado el Eurobasket 2017 y la igualdad es máxima, pocos son los combinados nacionales que no tienen derrotas en su casillero, pocos los que presentan un juego compacto, con hechuras de campeón. Sólo España parece mantener un perfil alto pese a no haber tenido rivales de mucha entidad, aún así, su capacidad para alternar ritmos y formas de juego le hacen a día de hoy única y gran aspirante al oro si nos atenemos a lo que va de campeonato.
Con cuatro días de competición y a un pelo del quinto, ya se pueden ir sacando conclusiones sobre lo que ha ido sucediendo, ya podemos ir colocando en ese cuadro improvisado de candidatos quienes se mantienen arriba o quienes de manera provisional se caen, dando una imagen de fiasco, aquellos de los que se esperaba más y han dado poco o nada.
De entrada, España. La gran triunfadora en sus dos primeros encuentros, actual campeona y con opciones muy serias a revalidar oro. Pau, siempre Pau, ese ‘viejoven’ con un talento único para el baloncesto, lo lee, lo interpreta, lo ejecuta, sin la velocidad de antaño, sin la explosividad que tenía pero ejerciendo de líder, un lider pacífico, siempre sonriente. Pau es Gandhi, no Patton y en torneos como estos ese buenismo se agradece, no genera crispaciones ni roces, convivencia feliz que se refleja en el juego, un tipo que te mata con unos numerazos y que a diferencia de otros, te dan ganas de abrazarle y darle las gracias por la lección después de que te arrolle. España corre y te mata, se para y juega largo y te mata, con su quinteto te mata y si cambia cromos, te mata también. Parecía que Montenegro sería una piedra de toque adecuada, con un inicio de campeonato donde últimamente los nuestros suelen atascarse, pero no, ya lo dijo Dino Randoncic en su cuenta de Twitter, «España es demasiado», lo es. Con un Ricky renacido, nunca mejor dicho, pues su nuevo look se asemeja al que llevase DiCaprio en la pelicula del mismo nombre, capaz casi que por sí sólo de coartar toda intención ofensiva del rival, ya sea forzando errores por la presión ejercida o bien por su capacidad para tangarle el balón de las manos a cualquiera, incluido al mismísimo Tyrese Rice. Si a eso unimos el trabajo de los Hernangómez, buenísimo, o el cambio de estilo cuando Scariolo da entrada a la segunda unidad comandad por un desatado Chacho, da como resultado que España es la más firme candidata al escalón más alto del podio.
La sorpresa, si es que se puede denominar así es Eslovenia. Acostumbrados a colocarla siempre entre los aspìrantes a medalla y acostumbrados también a tener que descabalgarla en los inicios de cada fase final, se presenta como un equipo más sólido que en otras ediciones, cierto que gana con lo justo, pero tiene un conjunto que sabe a lo que juega y dos tipos de un nivel superior, el dúo Dragic-Doncic. Alternan posiciones, se buscan, se combinan, anotan, defienden, asumen riesgos e involucran al resto, cierto que esto último es más de Doncic que de Dragic, que tienen más al sistema «Juan Palomo», que el joven talento madridista. Si a estos dos popes del baloncesto esloveno encima les unes a un tipo como Anthony Randolph, tan versátil y atlético, experto en ir colocando «boinas» a todo aquel que se acerca por su aro con intenciones de meter la pelotita, tenemos que Eslovenia esta vez sí, cuenta para llevarse una chapa cuando cuando todo acabe.

Dentro del resto de participantes, la nota de color la pone Finlandia. Un juego abierto y divertido, donde todos tiran, todos participan, un juego tan coral como alocado, unos temerarios a los que agradecer ese despligue de felicidad basketera, de soltura y valentía, aunque mirando su roster tampoco es de extrañar su torneo. Cuenta con jugadores de nivel y conocidos para la afición española como Jamar Wilson (Estudiantes), Sasu Salin (Unicaja), Petteri Koponen (Barça) o Lauri Markkanen (Chicago Bulls). Vaya con Markkanen, junto a Doncic las sensaciones jóvenes del torneo. Vaya jugador el finés, que maravilla técnica y que forma de entender el baloncesto. Markkanen es un tipo de 2.13m con un dinamismo impropio de su tamaño y peso, con un tiro de larga distancia que nada envidia a cualquier escolta anotador, capaz de echar el balón al suelo y atacar de cara, capaz de postear como un pivot clásico, todo ello en un tipo de tan sólo 20 años, su juego a veces recuerda a Pau, a veces a Dirk Nowitzki, palabras mayores lo sé, pero es que este «niño» pinta a grande, no sólo en lo físico, también en lo que será capaz de hacer en los Bulls. Solo espero que Lauri imite las carreras de esos dos históricos europeos americanizados y no se quede en una copia de su compatriota Hanno Mottola.
De resto poco, quizás nombres sueltos más que combinados, porque en este inicio se están mostrando muy irregulares. que me llamasen la atención, Datome, que está a un nivel espectacular, el multiúsos de Messina y un seguro desde la línea de tres, Daniel Theis, confirmando el motivo del por qué el alemán ha sido reclamado por la NBA o Artem Pustovyi el pivot de Obradoiro, que no termina de explotar en Galicia y que sin embargo cada vez que se enfunda la de Ucrania se transforma en una especie de roca de 2.18m capaz de dominar ambas pinturas. Seguro que me dejo gente, pero este campeonato es largo y dará tiempo para verlo todo y a todos.
