Fernando Martín en la NBA: Los documentos que aportan nueva luz

Foto: Fernando Laura
Hoy se cumplen 33 años del debut de Fernando Martín en la NBA con Portland Trail Blazers. Sin embargo, su trayectoria en esta liga pudo ser totalmente distinta, algo que descubriremos gracias a las valiosas crónicas para el Diario 16 del periodista Pedro Arnuero, que siguió muy de cerca el paso del español por el Campus de Princeton con New Jersey Nets en el verano de 1985 (Contiene además, un extracto del libro: Fernando Martín. Instinto Ganador).
El 31 de octubre es una fecha inolvidable para el baloncesto español, pues un día como hoy hace 33 años, Fernando Martín debutaba en la NBA y se convertía en el primer español en jugar en la liga estadounidense. Sin duda un hito histórico para nuestro deporte. Pero créanme si les digo que esta gesta deportiva pudo haber sido todavía mayor.
Un año antes, durante el verano de 1985, el madrileño marchó a Princeton, previo paso por Chapel Hill, para disputar la summer league con New Jersey Nets, franquicia norteamericana que le había seleccionado en el puesto 38 del draft (un número muy alto por entonces para un jugador internacional no formado en Estados Unidos).
A partir de aquel momento, Fernando Martín se disponía a intentar ser el primer jugador extranjero no formado en universidades norteamericanas en jugar en la NBA. El siguiente extracto del libro: Fernando Martín. Instinto Ganador, así como las crónicas de Pedro Arnuero para Diario 16, nos constatan que estuvo muy cerca de lograrlo, es más, merecía haberlo conseguido.
Todo aquel que se acercó a Princeton se quedó gratamente sorprendido de las dotes baloncestísticas del jugador madrileño. Uno de ellos fue Hubie Brown (entrenador de los Knicks), con quien Pedro Arnuero tuvo la oportunidad de dialogar sobre Fernando. Arnuero lo recuerda: “Me hizo gracia porque Brown me dijo: Me gusta mucho porque tiene las manos muy grandes. En aquella época, los entrenadores se fijaban mucho en las manos grandes. Me llamó la atención que no me dijera que tiraba bien, que era un tío con carácter, o que era muy fuerte. Lo cierto es que Fernando tenía unas manos enormes. Parecía un tío de 2,10 metros por sus manos y brazos tan grandes. Darle la mano era tremendo y motivo de alguna que otra broma”. Asimismo, como me confesó Pedro Arnuero, dos de los periodistas y críticos deportivos especializados en baloncesto más importantes de Estados Unidos: Lyle Spencer, del periódico New York Post, y David Dupree, del U.S.A. Today, se hicieron eco del paso del español por el campus de Princeton. Según Arnuero, Lyle manifestó: “Si Fernando juega tres años con los profesionales, se convertirá en uno de los cinco mejores power forward (segundo pívot o alero reboteador) del mundo. Era el jugador correcto en el equipo correcto”. Dupree señalaba al pívot español como uno de los nuevos jugadores más sobresalientes de estas pruebas clasificatorias. En portada de su sección deportiva pública, destacaba una foto suya y lo definía como un fuerte reboteador y un gran anotador de cerca, añadiendo que se nota su experiencia con la selección española.
El jugador español, que era una persona muy inteligente, estaba totalmente convencido de que su oportunidad era con los Nets. Tenía muy claro además, que iba a ser bien acogido en New Jersey (por el tema de los hispanos) y que era la franquicia ideal para aspirar a ser un sexto hombre. De hecho, muchos le comparaban con Kurt Rambis (mítico jugador de los Lakers y uno de los mejores sextos hombres de la NBA de su época). Fernando deseaba jugar en la mejor liga del mundo y en los Nets podía tener su oportunidad, porque era el equipo apropiado para coger experiencia y fraguarse un porvenir en la NBA. En principio, su buen hacer durante su periplo en Princeton debería ser suficiente para que muy pronto estampara su firma con New Jersey y se convirtiese en un auténtico pionero del baloncesto mundial (estaba a punto de convertirse en el primer extranjero no formado en universidades norteamericanas en jugar en la NBA). Ahora, todo quedaba en manos de su agente, Lee Fentress, quien tendría que negociar y ponerse de acuerdo con la franquicia respecto a los años del posible contrato y al tema monetario, una vez que los Nets habían elegido firmemente al español. Martín quería jugar con los mejores jugadores del planeta y estaba dispuesto a perder dinero por cumplir su sueño. Jugar en la NBA era una cuestión de orgullo para él.
El periodista Gonzalo Vázquez, que dialogó largo y tendido con Al Menéndez (por entonces, jefe de operaciones de los Nets) para la elaboración de su libro: Invasión o Victoria. Extranjeros en la NBA, me comentó lo siguiente respecto a los motivos por los que no se culminó su fichaje y las posibilidades que hubiese tenido con este equipo: “Fernando en Princeton convence a los Nets e indudablemente tenía una opción real de jugar con ellos. Pero a la hora de la verdad, su propio agente, que seguía de vacaciones, no dio la talla y claro, al regresar a Madrid, evidentemente el Real Madrid no quería perder a uno de sus jugadores estrellas. Más que renunciar a la posibilidad de jugar allí, que era un sueño y un reto personal para él, Martín lo aplaza. Pero creeré siempre que aquella opción de los Nets era la más interesante de todas y más viendo lo que ocurrió posteriormente en Portland. Ahí sí creo que hubiese tenido una posibilidad real de minutos, de rotación y de hacerse ver y valer”.
¿Por qué finalmente no cuajó el fichaje de Fernando Martín por los Nets? Pedro Arnuero, que mantuvo largas conversaciones con él e incluso con su agente, nos expone su particular visión sobre lo ocurrido en el libro: Fernando Martín. Instinto Ganador, que acaba de publicarse. Aquí tenéis algunos enlaces para adquirirlo.
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Foto de portada: Fernando Laura.