Hablan los testigos del meteorito Doncic: una estrella precoz con sus secretos de vestuario

Luka Doncic cumple 20 años. El joven esloveno nació el 28 de febrero de 1999 en Eslovenia. En 2019 ya se el considera el Rookie del Año en la NBA. Planetacb ha querido hablar con los primeros jugadores que le vieron estallar en lo que a talento se refiere.
Si hace 20 años en Eslovenia decían que tendrían al jugador más prometedor del mundo de las últimas décadas nadie lo hubiera creído. Pero si hace cuatro lo hubieran dicho en Valdebebas las sensaciones habrían sido muy diferentes. De hecho, ya se rumoreaba entre los filiales que un chico rubio apuntaba muy alto.
Su nombre era Luka Doncic. Llevaba apenas tres temporadas en la cantera, pero su integración fue inmediata. Sin saber español, sin tener familia en España y abandonando todo su círculo de amistades en Eslovenia, un joven se embarcaba en una aventura que le llevaría al estrellato. El 2012 pondría la primera piedra en el Real Madrid, pero en 2015 esa se convertiría en una especie de meteorito con un gran impacto.
En este año el Real Madrid de Pablo Laso levantaba su primera Euroliga. Al mismo tiempo, el filial se proclamaba campeón en el ANG, el símil de la categoría Júnior. El 73-70 ante el Estrella Roja daba a los jóvenes madridistas un título que refrendaría una generación de oro para la cantera. Aquel día Luka Doncic sería de los mejores con 14 puntos.
El resto de la historia ya la conoce todo el mundo. Éxito en el Real Madrid y, tras liderar un equipo campeón de Europa, salto a la NBA para seguir aumentando su leyenda. A base de trabajo e implicación, Luka Doncic ha mejorado en el tiro, en estatura, en físico y en mentalidad. Pero su personalidad sigue siendo la misma, tal y como recalcan tres testigos de la primera explosión de Luka Doncic.
Miki Fons, Dani de la Rúa y Andrés Rico, todos presentes en esa final de la Euroliga Júnior, analizan para Planetacb la evolución de Doncic y desvelan algunas de las anécdotas de vestuario más ocultas con Luka como protagonista. Todos ellos, además del esloveno, han formado parte de un grupo que en su mayoría conserva la amistad y que supuso un soplo de confianza de la entidad blanca en su cantera.
La visión de Miki Fons
Fons fue uno de los grandes talentos de este Real Madrid. Base con gran manejo de balón, capacidad anotadora y, sobre todo, conocedor de su rol dentro del equipo. Cuajó, como el resto, una gran amistad con Luka.
Y eso que, cuando el esloveno llegó a la cantera, «era un chico tímido, hablaba poco pero se soltó rápido y se adaptó muy bien». «Era gracioso, le gustaba gastar muchas bromas y hacer tonterías, pero sobretodo era muy listo y odiaba perder. En la habitación era un chico normal. Recuerdo que dormía con una máscara antifaz porque le molestaba la luz y Felipe Dos Anjos y yo siempre nos reíamos de él por eso», relata Fons.
El manacorí no dudó de su potencial. Él fue un ojeador más. «Desde que llegó al Madrid dejó destellos de su enorme calidad en cada entrenamiento y partido». Dejó a todos atónitos. «Los demás, al principio, alucinábamos con un chico tan joven y con tanta calidad, pero luego nos fuimos acostumbrando a cosas que no eran normales para ningún humano».
El gen de Doncic, el de la competitividad, ya empezaba a desarrollarse. Tanto que «a veces incluso demasiado», cuenta Miki. Esto desencadenaba en «algunos piques», todos «sanos» tal y como recalca el canterano. Sin embargo, siempre con una premisa por delante: «Era muy buena persona».
Ahora mismo le ve «a un nivel altísimo», ya que «ha mejorado mucho el tiro de tres y seguro que se va a convertir en uno de los mejores jugadores de la NBA». Pero «como persona» no puede «añadir mucho más ya que se ve el corazón que tiene», el de alguien «alegre y humilde». «Espero que se acuerde de mí», concluye.
La visión de Dani de la Rúa
También base, De la Rúa era la fiabilidad hecha jugador. Seguro a la hora de dar el último pase y consciente de que era el director de juego del Real Madrid. El titular del quinteto de la final junto a Luka Doncic.
Dani recuerda el impcato inicial con Luka Doncic. «Al principio, cuando el vino a España, nos quedamos alucinados. Era bajo, muy delgado, pero se le veía el talento. Cada pretemporada venía más grande y más fuerte». En su día a día, pese a esa imagen inicial, «era muy bueno, un currante que no paraba de trabajar desde que se levantaba». Todo porque «le gustaba jugar al baloncesto».
Doncic tuvo que superar esa falta de confianza. Y es que «era muy tímido hasta que cogió confianza con todos», aunque siempre ha sido «muy buen compañero y buen amigo».
A la hora de definir a Luka, De la Rúa no tiene ninguna duda: «estrella», en mayúsculas. «Lo está demostrando cada día haciendo triples-dobles en la NBA en su primer año», pero ya el curso pasado «fue el mejor jugador de la Euroliga teniendo 18 años». Es «una barbaridad» que «no cae del cielo», sino que procede de que «lo ha trabajado con su humildad y sus ganas de llegar a donde está».
La visión de Andrés Rico
Otro de los grandes bases del Real Madrid. Tuvo que dejar el baloncesto profesional por culpa de las lesiones. Pero a los que duden de su potencial solo hay que enseñarles su trayectoria: fichó por el Gipuzkoa Basket y también por Valencia. Era, para muchos, el guardaespaldas de Doncic en el Júnior.
Por ello tiene repertorio suficiente como para definir al esloveno. Alguien «muy divertido», una persona «que le encanta estar de broma y llevarse bien con los compañeros». Siempre y cuando no fuera un entrenamiento, donde «se convertía en un competidor nato».
«Recuerdo que siempre que jugábamos partidos en los entrenamientos, cuando iba con él, pensaba que íbamos a ganar seguro y no me equivocaba casi nunca. Era muy trabajador», explica Rico. Esa conexión con Doncic le ha llevado a tener que responder la misma pregunta siempre, y con una respuesta común.
Doncic es «el mejor jugador» que ha visto y con el que ha jugado. «No he visto a nadie que controle tan bien todas las facetas del juego y creo que no tiene límite», apunta. «No hemos visto ni mucho menos lo mejor de él».
El libro de anécdotas
Miki Fons: «Recuerdo los 1×1 que solíamos hacer antes de empezar el entrenamiento, las partidas en el FIFA con la PlayStation y sus cabreos, los kebabs que pedíamos a domicilio cuando no nos gustaba la comida… Fue una época muy divertida y que recuerdo con felicidad».
Dani de la Rúa: «Tenemos muchas anécdotas y muchos momentos juntos, pero si tuviera que alguna es que no le gustaba perder ni a la Play. Cuando le ganaba le vacilaba y se picaba muchísimo… y hasta que no me ganaba no parábamos de jugar».
Andrés Rico: «Recuerdo un año, no se si serían vacaciones de Semana Santa o de Navidades, y teníamos unos días libres. Acordamos en que se viniera un fin de semana, pero pasó ese fin de semana y me acuerdo que ni Luka quería irse ni yo que se fuera porque nos lo pasábamos genial.
Llamó a Dani Sarto -entrenador- y le dijo que se quedaba más tiempo y yo le dije a mi madre que se quedaría una noche más. Este sistema lo repetimos como cinco o seis veces y mi madre flipaba -risas-. Me acuerdo que me llamaba mi madre y me decía: «Oye, ¿Luka cuando se va? Porque se iba a quedar un fin de semana y lleva casi una semana aquí -risas-. Claro, nosotros encantados viendo basket y jugando a la Play. Fue una buenísima semana».
