Las anécdotas de Andrés Montes para una vida maravillosa

El jugón por excelencia de los micrófonos españoles se llama Andrés Montes. Se cumplen este 16 de octubre diez años de su adiós. Pero por el camino ha dejado amigos, admiradores y muchas, muchas anécdotas. Su personalidad era la clave de su vida. Y es por ello que las historias con el periodista como protagonista brotan a raudales cada vez que se pregunta por él.

Como parte del reportaje de PLANETACB al periodista, donde se ha hablado con personas cercanas a él como Daimiel, Nico Abad o José Luis Llorente, recopilamos las anécdotas que tuvo con todo aquel que le conoció… y con el que no, también.

Guille Giménez

«Le recuerdo estar en un concierto de Van Morrison y, al ponernos de pie, ver que en la primera fila había un tío calvo y de color. Le empezamos a gritar «Andrés, Andrés» y el tío saludarnos. Cosas así. Luego, cuando algo fallaba en la redacción él montaba pollos importantes, aunque luego se le pasaba. Trataba bien a todo el mundo, igual a un becario que al jefe. No era clasista. Por eso, quizás, era más apreciado por los de abajo que por los de arriba».

Nico Abad

«Se ponía en la fotocopiadora con una carpeta llena de tickets. Y, entonces, muchas veces lo hacía o al entrar o al irse. Tenía en una mano, siempre, el abrigo, el sombrero, la chaqueta y la carpeta en una mano. Era un espectáculo verle hacer las fotocopias. Era como un hombre orquesta. Le salían mal, se equivocaba… Empezaba a despotricar en la impresora con el gorro en la mano -risas-. Esa escena se producía siempre que tenía que viajar para la NBA».

Lagarto de la Cruz

«En Japón, cuando nos movimos a Tokio, había un hotel que parecía una conejera. Me tenía que duchar sentado porque tocaba el techo. Se lo hicimos saber a Andrés: “No puede ser, esto hay que cambiarlo”. Hablaba con los directivos de La Sexta y nos cambiaron a un hotel espectacular. El baño solo era como mi habitación de ahora en Costa Rica. Me decía: Juanito, mira mi habitación. Y se reía».

José Luis Llorente

«Él llamaba mucho a mi casa y hablaba mucho con mi madre. Mi madre siempre me decía que me había llamado. “Pobre Andrés”, decía. Siempre preguntaba cosas de las que no podías decirle nada, pero siempre te sacaba algo. Le decías algo y luego llamaba a otro del equipo para que le contara otra cosa, y así iba construyendo la noticia. Ahora es muy difícil porque llamas a los jugadores y muchos no te atienden. En una tarde había hablado con toda la plantilla. A cada uno le iba diciendo lo mismo y, cuando sabía algo, hacía como que sabía más. Apelaba a la buena relación que teníamos. Él era muy correspondido, cuando necesitabas algo él se manifestaba a tu favor e intercedía. Era una relación profesional dentro de una amistad».

Carlos Sánchez Blas

«Tengo un compañero en Onda Madrid, que se llama José Vicente Delfa, que tenía una relación con él muy estrecha pero por la música. Hace años conseguir piezas musicales de otros países era muy complicado. Mi amigo tenía una tienda de discos y Montes era un melómano brutal. Siempre me ha contado eso, que era un fenómeno en música y que tenía un gusto musical desarrollado con autores desconocidos y de mucho nivel».

David Sánchez

«Aparte de conocerle personalmente en Charleroi (Bélgica) con motivo de la final de la Copa ULEB 2007 que narré para Real Madrid TV (él para La Sexta), me gustaba mucho imitarle y aprender de su ritmo, su tono, sus motes en las narraciones. De hecho, aquel famoso ‘Salinas’ lo repetía constantemente. Y unos amigos malagueños me regalaron una camiseta de Unicaja con el nombre de Salinas que aún guardo con mucho cariño. La verdad es que se le echa mucho de menos. Sobre todo en la NBA, en ese tándem con Antoni Daimiel».

Javier Gancedo

«Mi única experiencia laboral con Montes fue a más de 10,000Km de distancia, en el Mundial de Japón 2006. Estuve como comentarista técnico en la primera semana, haciendo muchos partidos, y de suplente suyo en la segunda semana, cuando todos los partidos se jugaron en el Saitama Arena. Lluis Izquierdo y yo hicimos un partido de octavos de común acuerdo con los enviados especiales para darles un respiro. El resto del tiempo estábamos con los cascos puestos esperando a que la señal se cayese.

Antes de uno de los partidos de cuartos Montes se perdió por las cercanías del pabellón, pero llegó a tiempo para hacer el partido, cuando ya estábamos preparados. Aún con todo, mi mejor recuerdo fue cuando España ganó el partido: laSexta fue a publicidad durante cinco minutos y Montes, Iturriaga y De La Cruz no podían creer que fuésemos campeones del mundo. Me gusta que ahora Daimiel haya narrado un oro mundial también, casi 10 años después de la muerte de Andrés. Es una bonita forma de cerrar el círculo».

Pablo Lolaso

«Recuerdo comentar sus chascarrillos en los entrenamientos que tuviera yo al día siguiente casi con más entusiasmo que lo que hubiera pasado realmente en el partido. Hice, antes de que existiera Internet, una recopilación en un cuaderno con la traducción de todos sus motes y frases. En algún rincón perdido de casa de mis padres debe de estar».

Antoni Daimiel

«Hay un partido muy famoso en la NBA, el del triple de Fischer contra los Spurs sobre la bocina. Acaba ganando Lakers esa eliminatoria. Hay un triple en el último segundo. En aquella época, había cuestiones tecnológicas que no nos facilitaban las retransmisiones, porque no teníamos pantallas con tanta definición ni tan grandes como ahora. Teníamos una que estaba un poco lejos de la posición de comentaristas para que las grúas y cámaras tuvieran buen movimiento.

Desde nuestra posición en plató nos costaba ver los detalles del partido. Además, en los tiempos muertos siempre nos subían los focos y nos costaba ver. Por eso teníamos estipulado que en cada tiempo muerto subían las luces y cuando se acababa las bajaban para que pudiéramos ver mejor la pantalla. Esto era un trabajo bastante costoso para el iluminador, tenía que subir y bajas las luces todo el rato.

El caso es que en aquel encuentro hay un tiempo muerto antes de la canasta. Cuando se va a reanudar el juego, el iluminador se despistó y no bajó las luces. Entonces Montes narró la canasta pero no bien, y se quedó con la sensación de no haberlo narrado como debía. Discutió con el iluminador y se quedó varios días atascado por no haber narrado la canasta como creía».

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