Las defensas ganan partidos y All-Star

LeBron brilló en All-Star más serio de los últimos años. Foto: @NBAAllStar

Por primera vez en mucho tiempo se vio un partido de las estrellas competido, con intensidad y emoción hasta el final en lo que supone un acierto por parte de la NBA y el fin definitivo del sistema de conferencias

La madrugada del domingo al lunes me iba a la cama en torno a las 6 de la mañana con la sensación de que este año sí mereció la pena quedarse despierto a ver el All-Star Game. Con el marcador de 192-182 de la cita del año pasado, me llegué a replantear si este año tocaba o no trasnochar. Afortunadamente, la oportuna llamada de Chris Paul a Adam Silver nada más terminar el evento de 2017 para pedirle un cambio obtuvo sus frutos. Fue el base de los Rockets, uno de los grandes ausentes en Los Angeles, el artífice del cambio de formato. Ya de entrada me llamó la atención: dos capitanes que eligen a sus equipos, por qué no iba a funcionar.

Stephen Curry jugó su quinto partido de las estrellas / Foto: @NBA

Además del cambio de sistema y de la eliminación del duelo de Este contra Oeste, se vio desde el inicio un duelo diferente. Mayor presión defensiva, faltas, tapones y muchas juagadas finalizadas en bandejas y no mates. Sí, todo esto en un All-Star, donde lo habitual era que las defensas se apartaran para que el jugón de turno lanzase el balón contra el tablero para acabar con un mate o se lanzasen triples de 9 metros, a ver quién metía más puntos. Afortunadamente, esa era parece haber acabado. El domingo vimos hasta 26 faltas y 28 tiros libres lanzados, por no hablar de la presión a cancha completa en algunos momentos.

Esta imagen era impensable en los últimos All-Stars / Foto: @NBA

Y por si fuera poco, final apretado. Nadie imaginaba ver una revisión de una jugada en semejante escenario. Los comentaristas de Movsitar+ se preguntaron incluso si la ‘DGT’ (comité de árbitros que revisa las jugadas) estaría de vacaciones, y posiblemente así fuera. Por último esa defensa final del Team LeBron, que no dejó lanzar a Curry e hizo fallar a DeRozan. La imagen de James celebrando el triunfo lo dice todo. Sí, es un partido amistoso pero es deporte y es competición. Ese compromiso o quizá las ganas de LeBron de superar a Curry en algo hicieron posible lo visto en LA. Ahora el reto de la NBA es mantenerlo en el tiempo. Algo que creo que no será difícil viendo que no ha sido para tanto que las grandes estrellan se empleen a fondo –o casi– también en este partido. Tampoco les pedimos que defiendan como los Grizzlies de Marc Gasol, Zach Randolph y Tony Allen o como los Spurs de Popovich. Y los más puristas no pueden olvidar que esto es un show y que el público también quiere ver grandes anotaciones.

Donovan Mitchell hace un mate mientras compañeros y rivales le miran / Foto: @NBA

Lo dicho, me fui contento a la cama el domingo. No el sábado ni el viernes. La NBA ha conseguido arreglar lo más difícil, el partido de las estrellas. Para las otras dos noches deberá seguir probando formatos porque lo del viernes volvió a ser aburrido y el sábado el acierto de Devin Booker en la final y algún mate salvaron la noche de ser un ‘descalzaperros’ absoluto. Adam Silver, éste es el camino. Las defensas ganan partidos y en este caso han hecho ganar a todo un All-Star. El fin de las conferencias se acerca y amenaza con desaparecer también en la lucha por los Playoffs. A ver qué pasa. Por lo pronto toca esperar –o dormir– hasta el jueves que vuelven los partidos.

Foto portada: @NBA

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