Los espejos de Kyrie Irving

Con la noticia de petición de traspaso más digerida, es momento de encontrar motivos por los que el base de los Cavs ha decidido cambiar de aires y emprender una nueva etapa, a pesar del estatus de candidato que la franquicia tiene actualmente. Si hay algo a tener en cuenta en esta decisión es que Irving ya es Campeón de la NBA a sus 25 años y con papel protagonista. Sus inquietudes pueden ir por otro camino a corto plazo.
El 4-1 que los Warriors le endosaron a los de Tyronn Lue no ha sido el palo más fuerte para los Cleveland Cavaliers en este verano. Ante la versión más asistente y organizadora de LeBron James, el principal ejecutor de la plantilla solicita un traspaso en el peor momento posible. Los de Ohio, tras tres Finales de la NBA seguidas ven como poco a poco su proyecto se acerca a su fin, tras los rumores de que James tampoco seguirá en el equipo tras la próxima temporada, que expira su contrato. Si algo es obvio, es que ambas decisiones pueden verse influenciadas por la otra. Irving, aún con contrato en vigor de dos años, previene así una posible marcha de su compañero y, por consiguiente, un año de reconstrucción. James, por su parte, puede optar por ir a otro equipo si los Cavs no adquieren un buen cambio en el hipotético traspaso del talentoso base.
El bombardeo informativo que hoy padecemos en Internet ha hecho correr como la pólvora el rumor de que ambas estrellas no terminan de cuajar, obligando a Kyrie a solicitar el ‘trade’ con intención de terminar con esa relación. El silencio de ambos junto con el de la franquicia, y pequeños detalles como el ‘unfollow’ que el base realizó a la cuenta de King James hacen temblar los cimientos de la organización. Sin embargo, más allá de las relaciones fuera de la cancha, ambos han demostrado ser grandes profesionales y dar auténticos recitales de baloncesto durante las últimas temporadas. Han demostrado que, a pesar de las diferencias, son capaces de ganar juntos. Por tanto, analizamos la decisión de Irving desde otro punto de vista.

Aprovechando el flamante fichaje de Neymar Jr por el Paris Saint Germain, las comparaciones con lo que está sucediendo con el #2 de los Cavs son inevitables. El ya exjugador del Barça, consagrado como uno de los mejores del planeta, no sería nunca el líder de su equipo dada la presencia del mejor jugador de la historia, Leo Messi. Irving, por su parte, es una súper estrella que comparte vestuario con uno de los 3 mejores jugadores de todos los tiempos. Si Neymar quiere llegar a ser como Messi, tiene que hacerlo liderando un equipo y un proyecto. Si Kyrie quiere llegar a ser el más grande, tiene que ser el líder absoluto de su equipo. Y eso, a pesar de que conlleve abandonar un equipo candidato a títulos, denota mucha más hambre e inconformismo.
La bomba de pasado verano en la NBA fue la marcha de Kevin Durant a los Warriors o, según como se mire ya terminada la temporada, el desafío de Russell Westbrook al frente de una franquicia. El base hizo olvidar a KD a base de exhibiciones y coronándose como MVP de la temporada tras un año histórico en el que superó a Oscar Robertson como jugador con más triples-dobles en una sola campaña. Oklahoma City Thunder, como era de esperar, no tuvo una larga andadura en los Playoffs, cayendo ante Houston Rockets. Sin embargo, la ciudad y toda la liga se habían rendido al nivel que Westbrook había mostrado noche tras noche en la que se echaba su equipo a la espalda.
El actual MVP, antes de la marcha de Durant, siempre fue considerado el número dos de su equipo, y el nivel mostrado como primera espada le ha elevado a lo más alto de la NBA. Quizás Irving, con su anillo de campeón en mano, sienta que es capaz de asombrar al mundo como hizo Westbrook al frente de un equipo. Irving quiere ser el jugador franquicia y llevar a sus compañeros a lo más alto. Si el traspaso se consuma, el Kyrie más hambriento está por llegar, y será impresionante verle reinar.
