Nacho Azofra (I) : «Todos aprendimos el zarpazo de Pinone, era salvaje»

Foto: Miguel Ángel Forniés
Hoy visita Planetacb Nacho Azofra, un referente en el Estudiantes y uno de los bases más creativos e imprevisibles que han jugado en la ACB, competición en la que actualmente es el tercer máximo asistente de la historia. En esta primera partede la entrevista repasaremos sus comienzos en el baloncesto y su primera etapa en el club de su vida. Y mucho más.
Nacho Azofra (Madrid, 53 años) era“El más listo de la clase”, apodo que le puso Andrés Montes y que le va como anillo al dedo. Era un base de 1,85 m que leía a las mil maravillas el juego y quedestacaba por su inteligencia en la cancha y su gran capacidad de pase. Me atrevo a decir que es uno de los directores de juego más icónicos que han jugado en la máxima competición española. Un ídolo para muchos, especialmente para la afición del “Estu”, aunque él no sea muy consciente de esto.Es un honor para mí haber charlado durante más de una hora con Nacho Azofra, uno de los históricos del baloncesto español.

https://www.basketspirit.com/regalos-baloncesto
¿Cómo te encuentras? Estuviste ingresado por neumonía con el Covid en abril de 2020.
Me encuentro bien, con normalidad, envejeciendo, pero ya está olvidado. No he tenido secuelas.De hecho, he pasado el coronavirus por segunda vez y ya ha sido más como una pequeña gripe,sin las dificultades de la primera ocasión.
¿A qué te dedicas en la actualidad?
Yo sigo viviendo en Madrid. Ahora mismo estoy en el paro, no hago nada. Estos últimos años no he entrenado a algunos chavales de Estudiantes, que solía hacerlo. Ahora organizo un campamento de baloncestoen Soria todos los veranos, pero saliendo de ahí no he hecho mucha actividad. Sigo el baloncesto, pero profesionalmente no he hecho nada en los dos últimos años.
Háblanos de este campus.
Este verano será la séptima edición. Es un campus de baloncesto en Soria que surgió allí por amigos comunes.Por temas familiares íbamos mucho a Soria.Tengo amigos allí que se dedican también a temas de deportes en la naturaleza.
Todo empezó por un chico que llegó a Soria, que no es una ciudad que tenga mucha tradición de baloncesto, y montó un club y se puso en contacto con mis amigos de allí.Le dijeron que me conocían, y salió la ocasión de organizar un campamento de baloncesto para niños para promocionar el baloncesto en Soriapara que este deporte tuviese su parte, sobre todo en la formación, en estaciudad que siempre había sido mucho más de voleibol y balonmano. Y yo encantando. Hacemos un campamento para niños bastante pequeños, normalmente hasta chavales y chavalas de 14 años o 15 años. Empezamos desde los 9 años, aunque a veces cogemos a alguno de 8.
Es formación pura, disfrutar y pasarlo bien.Hacemos también actividades en la naturaleza, aunque la actividad principal es el baloncesto, pero hacemos bastantes cosas. Está bien, es muy familiar. Da gusto con esas edades.

Centrándonos en el baloncesto, ¿eres consciente de que sigues siendo un jugador muy admirado por los que pasamos los cuarenta y un ídolo para muchos, especialmente para los aficionados de Estudiantes?
Pues no (risas). Para la gente de Estudiantes, que era una afición muy numerosa, y para los que han pasado los cuarenta, a lo mejor sí.Algunas veces lo veo porque me paso muchas veces por el Magariños y charlas con la gente, pero ya de una forma muy familiar porque realmente nos conocemos casi todos, pero salvo eso, sigo mucho el baloncesto, aunque no estoy al tanto, por ejemplo no voy a eventos.
Desde que me retiré de la vida activa del baloncesto, ya no solo como jugador, también luego como entrenador y director deportivo, voy a ver partidos tanto de liga profesional como de cantera o formación, y disfruto mucho viendo estos encuentros, pero nada más. En Madrid tenemos la suerte de que hay muchos partidos para ver.Los fines de semana o incluso entre semana no te aburres. Uno sabe que ha jugado mucho tiempo al baloncesto y que para determinada generación conocen tu nombre, pero nada más.
¿Te sigue reconociendo y parando la gente por la calle?
No, no (risas).
¿Se echa de menos la popularidad que teníais cuando jugabais?
No, todo lo contrario. No es que a mí me parasen demasiado. Además, ten en cuenta que cuando uno va por la calle y mides dos metros la gente te identifica y enseguida te ve, pero si mides uno ochenta y poco como yo la gente ni te identifica. Bueno, en tus tiempos a lo mejor te conocían más porque nos televisaban mucho, pero ya no (risas). Y no es que se eche de menos, es que a mí lo de pasar inadvertido es lo que me gusta.
¿Te encontraste con muchas piedras en el camino hasta llegar a la élite del baloncesto? ¿Fueron difíciles los comienzos? Recuerdo que Ismael Santos me contó que le cambiaron su rol y que fue difícil, yaque empezó jugando de base y era un jugador muy creativo y, con el paso de los años, se tuvo que convertir en un especialista en defensa.
En eso he sido un jugador afortunado y me salió todo de forma natural. También es verdad es que estaba en un club de formación de jugadores y si veían que tenías talento, trabajabas, currabas, tenías carácter y competías, te daban la oportunidad de jugar en la ACB. Lo mío fue una forma muy natural.Llegué y me fueron bien las cosas y ya luego me asenté. Lo difícil no es llegar, lo difícil es permanecer todos los años, eso es más difícil. Yo he visto a mucha gente llegar y luego quedarse en el camino. Lo difícil es mantenerte y seguir creciendo, obviamente.
¿Tenías algún sueño cuando empezaste a jugar al baloncesto?
Como buen chaval del Estudiantes, lo que quería era llegar al primer equipo y jugar como Vicente Gil. Nuestros ídolos eran nuestros jugadores de la ACB, ya está. No miraba más allá del Estudiantes.
En uno de tus primeros partidos con Estudianteste enfrentas aDrazenPetrovic, concretamente en el Torneo de la Comunidad de Madrid. ¿Te impresionó? ¿Qué recuerdas de aquello?
Bueno, impresionaba porque le habías visto jugar en las competiciones europeas con la Cibona contra el Real Madrid y ganar, no voy a decir solito, pero casi.Era un jugador superlativo, no estaba un escalón por encima del resto, sino un par de ellos.Impresionaba verle ahí, era un jugadorazo.Era otra cosa completamente distinta a lo que habíamos visto hasta entonces. Siempre impresiona jugar contra un jugador así, pero una vez en el campoeso te da igual. Te impresiona más cuando lo ves por la tele que luego en el campo.En el campo estás a lo que tienes que estar y a intentar comerle la tostada, aunque luego no puedas. Ya está, nada más… En el campo no estás para admirar a nadie.
¿Qué te gustaba hacer, al margen del baloncesto, en tu época como profesional?
Entrenábamos mucho, mañanas y tardes.No es que tuviésemos mucho tiempo libre.Además, al entrenar tanto uno está cansado, lo que pasa es que uno también es joven. Pues bueno, estar con los amigos y estudiar, que también estudiaba, y estar con la familia.También leer y pasear por Madrid. Me sigue gustando mucho pasear por Madrid, me encanta. Nosotros jugábamos competición europea y siempre estábamos haciendo las maletaspara irnos de viaje.A lo mejor jugabas en Badalona y después en Belgrado…Era una vida, en ese aspecto, bastante movida y gratificante. Muy chula, a mí me encantaba.

Explícales a los jóvenes que no te vieron jugar qué tipo de jugador eras.
Bueno, no sé…No sé contarte muy bien porque eso de exhibirse a uno mismo…
Por lo que destacabas o lo que te gustaba hacer en la cancha.
Bueno, un poco la creatividad.Leer lo que estaba pasando en el campo para intentar mejorar al grupo, y que el balón llegase en las mejores condiciones a los que tenían que anotar en ese momento. Yo creo que cuando se preparan los partidos el equipo contrario siempre intenta preparar unas trampas, entonces hay que saber leer lo que pasa en el campo, y yo creo que esa era mi principal virtud. Hombre, uno lee y actúa mejor si dominas bien el balón y tienes capacidad de pase,y eso sí lo tenía. Sobre todo, creo que era un jugador al que era difícil de poner trampas en ese aspecto. Era más imprevisible.
Eras un escándalo, Nacho.Eras imprevisible, creativo, tenías desparpajo…
Era más creativo en ese aspecto,pero luego si el equipo también aprende a improvisar,a leer sobre la marcha lo que está pasando en el campo y a anticiparse, el equipo tiene mucho ganado. Por tanto, me gustan los entrenadores que por lo menos trabajan eso, que trabajan una cierta libertad también en ese aspecto.Eso no se hace por arte infuso, eso se tiene que entrenar.Cuanto más lo entrenesmás difícil resultará preparar partidos contra equipos así.
Fue Andrés Montes quien te puso, “El más listo de la clase”.
Sí, fue Andrés.
¿Y te gustaba ese mote?
Bueno, me gustaba Andrés.Qué pena porque a mí me parece que era otra cosa fresca, diferente y me hacía gracias casi siempre. Me encantaba verle hasta cuando hacía fútbol. Y claro, es que era una maravillacuando hacía un partido de la NBA de tres horas, que muchas veces era inaguantable verlo por televisión, él te lo hacía mucho más ameno. Era un genio de la comunicación. Tenía esa gracia que a mí me encantaba.
En mi opinión, uno de los episodios más fascinantes de tu carrera deportiva es el títulode la Copa del Rey del 92.Empezáis bien aquella temporada,pero llegáis a la Copa con una mala racha, incluidauna derrota frenteal Barcelona por 30 puntos de diferencia. Te lesionas y estás prácticamente descartado para jugar.En el primer partido os espera el Real Madrid y, por lo que tengo entendido, creo que no teníais hotel reservado en Granada. Hace unos años la web de Estudiantes publicó estas declaraciones de Pinone previas al partido contra el Madrid: “¿Estáis locos? ¡Es un título y jugamos contra el Real Madrid!”. Además, Antúnez, que había fichado ya por el Real Madrid, hizo estas declaraciones:“Veo mal a mi ex-equipo. Empezaron muy bien la temporada, pero, sinceramente, creo que hoy por hoy el Real Madrid es superior y lo demostraremos”. ¿Qué recuerdas de todo aquello?
Pues mira, me has contado cosas que ni las sabía. No sé, hay muchas cosas que no las conozco y tampoco leo muchas cosas de Estudiantes. No, no,sí serán ciertas, pero que no conozco algunas, como lo del hotel y tal. Lo que sí te puedo decir es que fuimos allí con la máxima ilusión, pues como jugábamos nosotros, sin muchos complejos. Llegábamos e íbamos a ganar. Nos daba igual el equipo contrario. Luego, el equipo contrario podía ser muy bueno, pero nosotros no salíamos a ver qué pasa. Salíamos a morder, como decíamos. Yo estaba totalmente descartado para la Copa del Rey porque en el partido anterior me habían dado la vuelta al codo y no podía estirarlo. Simplemente me dediqué a hacer turismo.
Tenía amigos que fueron allí con el Estudiantes. Comía con el equipo y eso, y luego todos se iban a dormir la siesta y yo me iba a dar una vuelta por ahí con algún amigo, a ver la Alhambra, por ejemplo. Yo estaba totalmente descartado. Mientras ellos hacían tiro los días de ir a probar al campo y tal, yo me vestía de corto y hacía mis ejercicios con el preparador físico para sudar. Y luego, pues me iba por ahí a dar una vuelta.
En la final yo tenía bastantes ganas de jugar y hablé con Andrés Soriano, que era el médico.Me hizo un vendaje muy aparatoso para inscribirme por lo menos en el partido. La idea era que no podía, pero bueno, hice la rueda y me fui probando. No podía tirar prácticamente porque al tirar tienes que estirar el brazo, y me había lesionado el codo derecho y yo no soy zurdo. Pero sí podía botar porque puedes hacerlo con el codo sin estirarlo. Bueno, hice la rueda y luego surgió lo de Miguel Ángel Martín. Se nos puso el partido un poco dubitativo, llevábamos un tiempo sin anotar. Entonces me llamó y me dijo: “Oye, Nacho. ¿Juegas?”. Y digo: “Sí, hombre, claro. Encantando”. Y nada, salí y fueron bien las cosas. Pero vamos, tuvimos un poco de suerte también en ese momento. Yo salté. Lo que más me ha gustado del mundo es jugar al baloncesto. “No me voy a quedar en el banquillo, no, no… ¿Qué dices? ¿Estamos locos?”. Pensé.
No lo dudaste en ningún momento a pesar de tu lesión.
No, hombre, quién va a dudar esto. Si luego el codo no va, pues no va, pero vamos, que sí, el codo iba a ir. Ya me había estado probando y bien. No me iban a quitar el balón. Dominaba bien el balón. No me impedía botar y también podía pasar con dos brazos y pasar un poco de muñeca con la derecha. Más o menos me podía apañar.
No pudo ser mejor tu entrada al partido, Nacho, con aquel robo de balón y el posterior mate de Rickie Winslow.
Claro, es que sales y robas un balón en el medio campo, y lo hacescuando el otro base está botando, que es más raro. Entonces me voy en contraataque y, aunque las bandejas podía dejarlas con la izquierda, venía RickieWinslow, se la pasé y lamachacó. Hombre, eso anima al equipo, anima a todos porque llevábamos un rato sin anotar.
Ese mismo año llegáis a la Final Four de Estambul. Vaya año… ¿Qué fue más especial, llegar a la Final Four o ganar la Copa del Rey?
(Risas). Es más especial llegar a la Final Four porque también te da más tiempo a saborearlo. Claro, Copas del Rey he jugado muchas, es verdad que no las habíamos ganado. Luego las ganas y, de repente, una explosión de alegría, pero en cinco días estábamos jugando en Tel Aviv. Ya está, muy bien. Aquí viene el Maccabi a ponerte en tu sitio y el premio era ir a la Final Four. No nos dio tiempo a disfrutar de la Copa. Había que espabilar. Nos dio más tiempo a disfrutar el pase a la Final Four. Los partidos contra el Maccabi en casa fueron espectaculares de público y de ambiente. Cuando nos clasificamos y hasta que llegó la Final Four fue una gran alegría para todos. También disfrutamos mucho preparando el viaje. Digamos que fue más especial. Luego, visto con la perspectiva del tiempo, clasificarse para la Final Four con Estudiantes es un logro. Había muy buenos equipos y jugamos muy bien ese año.
¿Ha sido tu mayor satisfacción deportiva haber llegado a esta Final Four?
(Risas). Como satisfacción de grupo sí, también las Copas del Rey o la final ACB contra el Barcelona. Pero luego, como satisfacción personal hay momentos, y ya está. Simplemente un partido en medio de una liga. Hay momentos de Estudiantes en los que hemos estado en baja forma o perdiendo partidos y de repente juegas un buen partido y haces que el equipo salga del pozo.Eso también te produce mucha más satisfacción. La satisfacción de grupo sí, pero en cuanto a la satisfacción personal hay otros momentos puntuales que tienen la misma intensidad.
¿Quién era el líder de aquel Estudiantes hasta tu marcha a Sevilla en la temporada 93/94?
Sin duda Pinone.Era muy referente, un jugador muy ganador y muy exigente en las concentraciones y en los partidos. Hacía un poco de todo, tiraba, era muy buen pasador, también repartía juego como si fuese un base en determinados sistemas. Ya era un jugador que físicamente iba un poquito más para abajo.Le iba costando, pero claro, cuando se tiene ese baloncesto en la cabeza y ese baloncesto en las manos tienes muchas cosas que dar todavía. Era nuestro referente. Luego, claro, viene RickieWinslow y es un referente físico también. Nos da un plus físico importantísimo porque era un jugador impresionante.
¿Cómo eran vuestros entrenamientos?
Eran muy duros. Nuestros entrenamientos eran donde de verdad los jóvenes mejorábamos bastante. Eran entrenamientos muy físicos, estaba permitido mucho contacto, nos dábamos bien, con mucho ritmo, corríamos mucho. Mejorábamos bastante todos en general, y más para los jóvenes que vienen que se tienen que meter en el ritmo de la ACB, que no es solo ritmo, también es dureza, concentración… Allí no subía uno el balón dentro de la zona sin recibir, nunca.
El zarpazo del oso Pinone, y no lo digo como anécdota, lo digo realmente porque era así, lo aprendimos todos y aquello era salvaje. Presionábamos a todo el campo. Eran entrenamientos duros, duros, duros. Acabábamos fundidos. Había mucha leña. Y para hacer eso había que ser buenos competidores y buena gente, quiero decir que no tienes que ir con mala fe. A la gente le gustaba mucho competir, le gustaba mucho entrenar y éramos buenos compañeros.
Había piques, obviamente. Además, luego viene un americano como Rickie Winslow, al que le gusta mucho eso,que era rapidísimo…Era una bestia. No habíamos visto nunca esa potencia y esas finalizaciones. Yo recuerdo siempre una cosa de Rickie. Jugamos una vez una semifinal contra el Joventut y creo que en uno de los dos primeros partidos jugados en Badalona mete veintitantos puntos, pero es que mete 8 o 9 mates. ¿Cuándo ves tú eso ahora? Nosotros teníamos un juego que en el 5×5 estático perdíamos un poco porque nos costaba un poquito más jugar así.
No éramos un equipo con grandísimos tiradores, salvo Alberto Herreros. Rickie no era un grandísimo tirador de tres, era otra cosa, aunque también podía tirar de tres, pero claro, en contraataque cuando jugábamos… Supongo que de los 9 mates 6 o 7 serían en contraataque. Rickie era impresionante, era muy difícil pararle en contraataque. Solo podías hacerlo con falta. Si estaba cerca del aro la metía. Tenía muy buenas manos.En defensa cuando quería se ponía y era una cosa increíble. Él fue quien nos dio el plus físico.
¿Ha sido el compañero que más te ha impresionado?
Sí, quizá. Ahora sí ves jugadores así. Antes teníamos jugadores de peso, pero no de esa velocidad y potencia.Rickie era la velocidad, la potencia. Metía un mate y no veías el balón entrar. Tenía los brazos muy largos. Era muy competidor. Si hubiese tenido mejor tiro… Bueno, pues por eso estaba en España y no en la NBA.
MIGUEL ÁNGEL FORNIÉS nació en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.
Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Júnior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).
Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.
Muchas gracias, Orienta.