Otra manera de ver la Copa. Domingo

Domingo. El día más importante de la Copa deportivamente, pues se decide el campeón. Así que igual que se preparan a conciencia los protagonistas, nuestros ojos deben estar más abiertos que nunca también.
Tocó madrugar. El Real Madrid entrenaba a las diez y antes atendían a los medios Edy Tavares, Jeff Taylor y Pablo Laso. Me quedo con el intenso olor que desprendían las piernas de Taylor a linimento. Como los jóvenes no me entenderán, digamos que a crema para calentar los músculos… También con el aplomo de Edy, que ha ido dejando atrás su timidez con la prensa y cada vez le veo más suelto. La experiencia… Añado la confianza que desprende Laso, a pesar de la baja de Causeur y, por encima de todo, el respeto al rival mostrado por los tres, así como el reconocimiento al partido de UCAM Murcia en semifinales, que les ha podido enseñar el camino a seguir en la final. Parece que hay un plan…
En el entreno he visto a un Rudy muy pensativo, un Yabusele feliz finalizando con mates sus ejercicios (no hay quien le quite la sonrisa), un Causeur apoyando a sus compañeros desde el banquillo y, en general, concentración generalizada y “buenas caras”. Daba la impresión de que todos eran conscientes de tener el privilegio de jugar una final, lo que implica una nueva oportunidad de hacerse con un título. Y el plan se estaba perpetrando.
Como el hotel donde atendía a los medios el Barcelona se encuentra a escasos cinco minutos del Palacio me decidí a cruzar la calle. Álex Abrines me ha ganado. Sensato, humilde, sabedor del buen estado de forma que tiene su equipo, pero muy respetuoso con el Real Madrid. Muy buena gente. Y Saras… La persona fuera de la cancha no tiene nada que ver con el personaje que interpreta en los partidos. Sereno, analítico, incluso humilde y, de nuevo, más que respetuoso con el rival. El lituano esperaba un partido duro, a pocos puntos, sin grandes diferencias en el marcador.
Y de vuelta al Palacio de Deportes para presenciar la final de la Minicopa me he topado con una escena que me ha redoblado la moral. El staff técnico, con Laso a la cabeza, sentado en una terraza rodeado de aficionados charlando distendidamente. ¿Estaría ya diseñado el plan?
Una vez que accedí al Palacio me encantó toparme con muchísimos espectadores en las gradas para disfrutar de la final de los peques, que este año enfrentaba al Real Madrid con el Cajasiete Canarias. Y el partido no les pudo defraudar porque no faltó emoción ni calidad en varios jugadores. Entre los canarios destacó Lipasi, que acabó el partido con 32 puntos y nos deleitó con dos mates más propios de la NBA que de una competición infantil. Pero su fortaleza física no bastó para contrarrestar la clase de los blancos, liderados por un mermado Quiñones (designado MVP), muy bien acompañado por Haro, Manuel García y Zurita. El título se lo adjudicó el Real Madrid por 73-66. Esta final ha reconfirmado mi idea de que el Real Madrid Baloncesto es una familia desde arriba hasta abajo. No había más que ver el apoyo desde las sillas de pista de Juan Carlos Sánchez y los Albertos, Herreros y Angulo. Y los sentidos abrazos de Felipe Reyes y Chus Mateo con el entrenador David Sánchez y el resto del equipo técnico.
Ya por la tarde esperaba el punto final de la Copa. En los prolegómenos vi a un Yabusele, que es una delicia de persona, fotografiándose con cuantos aficionados de la primera fila se encontraba. Se acerca el inicio y me encanta ver entre el equipo al lesionado Carlos Alocén, dándolo todo. Comienza el partido y se comienza a ejecutar el plan diseñado. Y se hace a la perfección, dejando al Barcelona en tan solo 5 puntos con una defensa axfisiante, de continuos cambios y múltiples ayudas. Aunque la ventaja llegó a ser de 16 puntos, al final del cuarto se queda en 13. En esta Copa he visto a todo el banquillo metido en el partido como nunca, desde el primero hasta el último.
Pero a partir de entonces el Barcelona despertó y fue buscando los resquicios para atacar al Real Madrid e ir minando la desventaja punto a punto y segundo a segundo, mientras los blancos iban sacando de su depósito hasta la última gota de su reserva. Daba cosa ver a Rudy medio cojo, Hanga doblarse la rodilla, Llull sacando las energías que le quedaban… Al plan le sobraron tres o cuatro minutos, Y aún así la fortuna de un balón que entra o no, de una falta que se señala o no y de un rebote que se captura o no, no estuvo esta vez del lado madridista.
Derrota amarga. Laso comentaba en rueda de prensa que se encontraba fastidiado pero orgulloso de los suyos. Deck, con su inmutable rostro, aceptaba el azar de la fortuna en una entrada aparentemente sencilla suya que falló y que pudo suponer el empate en los últimos segundos. Y Abalde, del que hablé ayer, no encontraba ninguna excusa ni consuelo a la derrota.
Finaliza una nueva Copa de la que me llevo recuerdos inolvidables, deseando que llegue ya la próxima edición. ¡Se me olvidaba! En la grada se ha producido una hermandad de toda la afición madridista, Los Ojos del Tigre, Berserkers… y muchos otros fans madridistas que acudían a su llamada, que espero sea solo el germen del futuro. Todos a una con el Real Madrid Baloncesto.
