Por ti, por nosotros, por todos, quédate Jaycee Carroll

Hoy cumple 37 años Jaycee Carroll, evidentemente una edad más que respetable para el deporte de élite y más si hablamos de un conjunto como el Real Madrid, acostumbrado a luchar en todos los frentes, pero, aunque sea su cumpleaños, no le queremos hacer ningún regalo, sino que sea él quién nos lo haga a todos nosotros.
Todos hemos flipado con la casa que espera a Jaycee Carroll en su retiro, ese megarrancho con pabellón de baloncesto inclusive que ya quisiéramos muchos, siquiera soñar con ello, es el precio de haber jugado tantos años al nivel más alto, de no ser un «bala perdida» dilapidando sus muchos dólares ganados y de ser el ejemplo perfecto de compaginar vida personal y profesional con una familia perfectamente asentada.
A Jaycee le había llegado el momento de descansar, de coger sus bártulos y dedicarse a sus reses, a sus campos, a sus caballos, en resumidas cuentas, de volver a su tierra y tener ese tiempo que uno nunca puede tener cuando juega una media de 90 partidos al año y se recorre tres veces el mundo durante una temporada. La situación era idílica, fin de temporada y fin de contrato, quizás no con tantos minutos como a cualquier jugador le gustaría, pero dejando su huella en más de un partido tras superar esa «minicrisis» de la que tanto se habló cuando su mujer fue la primera en adelantar el viaje a los USA.
Se podía ir, usando un símil taurino, saliendo por la puerta grande y llevándose consigo, como mínimo, dos títulos (Supercopa y Copa del Rey) y, sin necesidad de jugar a adivinos, sabiendo que el Real Madrid estaría en la pomada de los otros dos que faltan (Euroliga y ACB), una despedida que podría tener un colofón absoluto el día que decidiera formalizar su adiós y estuviera pendiente de jugar el último partido en el WiZink Center donde, aparte de que las entradas iban a volar, no iba a quedar ni un pañuelo en donde enjuagar las lágrimas.
Pero llegó el maldito coronavirus y nos jodió todo, para empezar, la vida, donde descubrimos que la infelicidad no era cuando perdía tu equipo, sino cuando no puedes despedir a un ser querido, que el miedo no es que te metan un triple ganador en el último segundo, sino que sientas esos síntomas tantas veces repetidos en los medios de comunicación y, finalmente, que el problema no era salir antes de que acabara un partido para llegar a casa, sino que, realmente, es no poder salir de ella.
Por eso mismo, ni Carroll, ni los aficionados, ni nadie que ame el baloncesto, tiene que ver como un símbolo de lo que es el Real Madrid de la última década, abandona su casa sin recibir lo que realmente merece, por eso mismo, Jaycee, queremos que aceptes esa oferta del club de seguir un año más, de verte nuevamente vestido de blanco con ese inconfundible 20 en tu espalda, de esas entradas bombeadas, de esas fintas que deja al rival a dos metros de ti y de esa suspensión tan perfecta tras salir de bloqueo indirecto que, probablemente, no volvamos a ver en la vida.
Te lo pedimos Jaycee, ya sabemos que hoy, en tu día de cumpleaños, deberíamos ser nosotros los que te hiciéramos el regalo, pero, por una vez, dánoslo tú a nosotros y prometemos que el próximo 16 de abril, a sus 38 años, seremos nosotros quienes te recompensemos.
