Saber sobrellevar los «baches»

Cada vez que se acumulan varias derrotas seguidas surgen los agoreros, los pesimistas e incluso los “mal intencionados” que arremeten contra jugadores, entrenadores y equipo, y más si se trata del Real Madrid, donde como ha reconocido en alguna ocasión Pablo Laso “siempre hay ruido”.

Así que en esas estamos tras las tres derrotas consecutivas que ha sufrido el Real Madrid, las dos de Euroliga en Moscú (CSKA y Khimki) y la de Liga Endesa contra Baskonia.

Mantener un estado de forma óptimo constantemente es imposible. Por ello, tradicionalmente, la planificación de la temporada se realizaba con el objetivo de alcanzar ese pico de forma óptima en dos o tres momentos de la misma. Para un equipo de élite como el Real Madrid coincidiría con la disputa de la Copa, alcanzar los play-off de Euroliga y Final Four (extendida lo máximo posible hasta el final de la Liga Endesa)

Por ello es inevitable que no siempre el equipo esté al 100%, ni al 90%. Es normal que en algunos periodos incluso esté aún más bajo para progresivamente acercarse al pico de forma. Esto ha ocurrido temporada tras temporada.

Pero en el baloncesto actual, con una temporada tan larga y exigente, con ligas regulares de 34 partidos en cada una de las dos competiciones, en las que además cada rival te va a exigir el máximo, la planificación debe tender a no hacer tan “visibles” esos periodos “valle” que dan paso a los “picos” objetivos. La exigencia de la competición provoca que se note más este “bache”.

Esta temporada se ha retardado la llegada de este “bache” que solía coincidir con el mes de diciembre, probablemente por la disputa del pasado Mundial en el que las piezas fundamentales del equipo llegaron a disputar su final. Pero ha acabado llegando…

Así no es de extrañar que el equipo no esté “fresco”, que parezca que a los jugadores “les pesan las piernas”, lo que afecta a su concentración y su juego. Lo que puede explicar que la intensa defensa característica de este equipo se resienta, se pierdan más balones de lo normal o incluso que los porcentajes de tiro disminuyan.

Si a esto se añaden los imprevistos, en forma de lesiones impredecibles y que obviamente no puedes planificar, se juntan dos factores que pueden explicar más aún la existencia del inevitable “bache”.

Y en el transcurso del “bache” es cuando más ánimo necesita el equipo y así parece entenderlo el público del Wizink Center que el pasado domingo no dejó de apoyarlo hasta el bocinazo final.

La grandeza de un equipo, para mí, reside en su capacidad de adaptación a las dificultades, a los imprevistos, a los malos momentos en definitiva. Y en eso, el Real Madrid de la era Laso ha demostrado ser muy fiable.

Así que se debe imponer la cordura, la tranquilidad y dar un voto de confianza a un Real Madrid que seguro dentro de un mes rinde a su máximo nivel en la primera gran cita de la temporada: la Copa del Rey.

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