Trey Thompkins, siete años de enormes luces y sombras alargadas
Siete años después de su llegada proveniente de BC Nizhni Nóvgorod, Trey Thompkins pone punto y final a su aventura en el Real Madrid, un club donde ha dejado muchas luces pero con algunas sombras que han sido muy alargadas.
Jeff Taylor y Trey Thompkins aterrizaron en el Madrid en el mismo año, pero el recuerdo que va a dejar a los madridistas va a ser muy diferente, toda vez que el sueco ha tenido una estancia mucho más regular que el americano, del primero recordaremos su enorme capacidad defensiva, su adaptación al rol que le pedía Laso e, inclusive, sacando al equipo de algún atasco con algún triple lanzado desde las esquinas que parecía su sitio favorito, mucha suerte en el futuro.
Con Trey Thompkins es otra historia, uno puede tomárselo como una película buena en que se lleva el amargor de un final no deseado o, si se analiza todo en su conjunto, el resultado ha sido más que satisfactorio. En nuestra opinión, el bueno de Trey ha dejado muchas luces pero sus sombras han sido demasiado alargadas.
El americano dio un aire nuevo al puesto de cuatro en el Real Madrid, un ala-pívot que demostraba una clase única en el lanzamiento de media y larga distancia y que parecía que esa era su única definición, sin embargo, Laso supo sacar mucho más de él siendo capaz de adaptarse para jugar muchos minutos en el puesto de cinco cuando Tavares no tenía sustituto y a fe que lo hizo de forma más que notable y que, como él mismo recordaba en alguna ocasión “era algo que no hacía desde la liga universitaria”, ello nos demuestra que estaba dispuesto a hacer lo que hiciera falta por el equipo.
También quedará en nuestro recuerdo la desgraciada enfermedad de su madre que le obligó a dejar el equipo durante más de un mes para estar con ella en USA y que también nos dio las claves de por qué el Real Madrid es algo más que un equipo, no es fácil para ningún club que uno de sus jugadores franquicias se ausente durante tanto tiempo y solo encuentre apoyo por todas las estancias del mismo.
Ello tuvo su recompensa cuando los clubes turcos (Efes) hicieron acto de presencia y le ofrecían a Thompkins cantidades que prácticamente doblaban lo que le ofrecían los blancos y Trey decidió que había que devolver ese cariño renovando con el equipo aunque ello le supusiera cobrar menos.
Sin embargo, sus sombras han sido muy alargadas, todos nos acordamos de cómo bromeábamos cuando le vimos llegar absolutamente fuera de forma en pretemporada y donde ya nos dejamos de reír cuando Laso cortó por lo sano y le dejó fuera de la lista de Euroliga hasta que se pusiera en forma, mordiéndose la lengua en alguna rueda de prensa cuando le preguntaban por el americano y respondía: “Si yo salgo a jugar como estoy, correría peligro de lesionarme de gravedad”, refiriéndose al deplorable estado de forma y que es algo imperdonable en un profesional.
El summum final ha sido este final de temporada, apartado del equipo a pesar de tener a un Randolph muy por debajo de su nivel, con Deck adaptándose y que, aunque no haya trascendido versión oficial, parece que todo vino a raíz de una salida con Heurtel en tiempo y forma equivocada, ahí Laso ya no le perdonó más, le apartó del equipo de forma definitiva, permitiendo solo que entrenara y que, para empeorar las cosas, acabó lesionado en el ocaso de la temporada.
Sin embargo, repetimos, Thompkins ha dado mucho más de lo que ha quitado y este artículo no puede acabar sin recordar ese rebote que certificó la victoria del Real Madrid ante Fenerbahce y que sirvió para ganar la décima Copa de Europa, ese es el recuerdo que debemos llevarnos de un jugador que, sin conectar en demasía con el gran público, nunca nos ha dejado indiferente.
