Una selección española femenina admirable

Pues aquí estoy escribiendo el éxito de nuestra Selección femenina. En efecto, nuestras jugadoras se serenaron, se quitaron el peso de la responsabilidad de encima, sonrieron… y el éxito llegó. Probablemente merecieron más en la semifinal contra una gran Australia, pero el bronce conseguido sabe a gloria.
Este equipo es un ejemplo de lucha, de sacrificio, de entregarse al máximo, de darlo todo. De no poner malas caras a pesar de que las cosas no salgan como ellas quisieran. Más bien al contrario, siguen trabajando, siguen apretando los dientes… No buscan excusas, no decaen, no se rinden… Se unen aún más, se arropan unas a otras, se ayudan, se animan… En definitiva, son un ejemplo de valores, de trabajo en equipo, de que así se consigue progresar en cualquier faceta de la vida.
Y si hablamos de baloncesto… La defensa que hicieron en la segunda mitad del partido de cuartos de final frente a Canadá fue un auténtico manual de defensa. Yo ya tengo grabado el video para la biblioteca de mi club. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que una visión del último cuarto equivale a muchas horas de explicaciones en cancha. Qué manera de apretar líneas de pase, de ayudar desde lado débil, de rotar sin vacilar, de asfixiar el ataque rival, de cerrar espacios, de salir de los bloqueos… Y eso que las canadienses no son precisamente “mancas”. Y precisamente esta defensa arengó a nuestras jugadoras, permitiéndolas canastas más fáciles que fueron aumentando progresivamente la confianza del equipo.
A partir de ahí, de conseguir meterse en semifinales, parece que el corsé que tenían puesto cada una sin dejarles casi respirar se fue soltando hasta dejarlas jugar como ellas saben. Defensa y correr o realizando ataques ordenados, pacientes, buscando la mejor solución. Y desde el banquillo, un maestro como Lucas Mondelo sabiendo sacar lo mejor de cada una.
Solo la “gigante” Liz Cambage privó a este equipo de plantarse en la final de la competición. Y a pesar de este nuevo “palo”, al día siguiente el equipo volvió a dar lo máximo para conseguir un merecido bronce ante otro buen equipo que tiene mucho futuro por delante como Bélgica.
Laia ha sido la líder que dice no le gusta ser. Silvia ha sabido asumir el papel que su inoportuna lesión le permitía. Cristina y Queralt han puesto la savia nueva, el atrevimiento, la osadía. Las Lauras se han fajado como siempre e incluso se han hecho más grandes de lo que son. Astou ha puesto la calidad. Alba ha ido de menos a más, hasta diría que le han faltado partidos para estar al 100%. Marta ha sabido sobreponerse a algún partido malo para acabar siendo ella. Ana es la elegancia jugando, la experiencia, decidiendo siempre con acierto. Y Bea y Belén han jugado un papel extraordinario desde el banquillo desviviéndose por el equipo.
Mi admiración por esta Selección que nunca falla y siempre nos ilusiona con su juego y sus valores.
